Diario de un patio andaluz: 14, Eurocopa

Javier Ruiz Barquín

Día 8/24

Escribo rápido, por las mañanas. Me levanto temprano, sobre las seis, pero hay días que no duermo bien y no uso despertador, salvo para la hora de ir a trabajar que fijo luego, cuando ya estoy despierto. Me levanto, le doy de comer a perras y gatas, hago café y miro la app de Caja Rural, porque soy autónomo y no me sobran los euros. Leo un poco de poesía, escribo un poco en la libreta de diario, muy poco ahora que hay Eurocopa e intento escribir un diario sobre ella, y luego enciendo el ordenador, miro si tengo alguna interacción en redes y Whatsapp y abro Google Drive y me pongo a redactar el post de cada día sobre un esquema de ideas que he hecho al acabar de escribir en el diario. Abro la librería a las diez, así que tengo que salir de casa a las nueve y media. A todo eso me da tiempo sin problemas cuando me despierto cerca de las seis. Si me despierto antes, no me dejo levantarme, porque luego me paso el día dormido. En noches como la de hoy, en las que me he pasado media noche despierto (he oído el programa de basket de Radio Marca pero no han puesto La Pizarra de Quintana y ha empezado uno sobre lucha, que he tenido que quitar) y me he dormido tarde y me he levantado casi a las siete, muy tarde, no me da tiempo a nada. Además, intento no tener prisa y estar relajado.

Publico en Facebook estos post porque me da los pocos lectores que necesito para tener interacción y sólo tengo que copipegar el texto. No hay nada que configurar, ningún parámetro que modificar. Es rápido y hay una pequeña comunidad de amigos que me caen bien y me comentan el texto con cariño. No necesito más. De estos posts saldrá un capítulo del “Diario de un patio andaluz”, si todo va bien y cuando los acabe veo que tienen un cierto sentido y una mínima calidad: “Capítulo 14, Eurocopa” . Algo así. Escribo rápido, sin apenas corregir y hay días que me quedo dándoles vueltas a un verbo que puse en pasado y debía ir en presente o una idea que me parecía interesante y a la que no he sabido sacarle partido. Supongo que ese tiempo que ahora no tengo lo tendré en la corrección posterior. Entonces sí, lo publicaré en el blog de Substack. 

Conclusión: hoy no hay post. Me tengo que ir a trabajar. Esta tarde intentaré escribirlo. 

Eslovaquia juega contra Serbia y comemos cuscús con verduras que ha cocinado Sf. que acabó ayer la primera parte de sus exámenes. Hablamos en la comida y el partido está de fondo, con una intensidad ajena a la conversación. Me quedo con ganas de fijarme más en Vlahovic.

Inglaterra juega contra Dinamarca mientras estoy trabajando. Le debía un turno a S.. Esta semana no he catalogado lo suficiente y no puedo entretenerme. Entra gente. Viene Andrés que quiere libros para deconstruirse y se lleva “La cultura del odio” y me encarga otro. Una mujer —creo que inglesa— que quiere leer algo de Cervantes que no sea el Quijote y se lleva una edición en tapa dura de Austral que igual está demasiado barata. Kane marca porque un danés tiene menos intensidad que Walker. La intensidad, que la pueden tener todos, está siendo clave. Creemos que la intensidad o la capacidad de trabajo son decisiones de la voluntad, y la inteligencia y la imaginación vienen de nacimiento y cada vez estoy menos seguro de esto. Le voy a preguntar a Fran, que es psicólogo e igual sabe de estas cosas. Dinamarca mete un golazo y veo la repetición. Supongo que Inglaterra remontará y no lo hace. ¿Qué le pasa a Inglaterra? En redes destrozan a Southgate que siempre me ha parecido un tipo sensato.  Italia es nuestro enemigo. Si juegan Pirlo o Totti podría considerar ir con ellos si España está eliminada. Pero no hay nada como ganarle a Italia. Francia es vecina pero soy un afrancesado y ellos unos recién llegados al fútbol. Inglaterra no sabe montar un 442 y ha ganado todavía menos cosas que nosotros. No, no, Italia es el enemigo. ¿Tassotti? Ni olvido ni perdón. Empieza el partido y me doy cuenta de que nadie juega como España. Sólo Alemania, pero eso ya pasó en Qatar y nos echaron rápido a los dos: el mejor partido del mundial fue el España-Alemania. Fútbol es fútbol. De la Fuente ha montado un equipo que, en cierto sentido, sería el sueño de Clemente. Jugamos mucho rato con un 424. Sólo Rodrigo y Fabián en el medio. ¿Nos servirá esto contra Kroos, contra Kanté? Pedri es el mejor si no fuera porque Nico es el mejor. Nico, como si se hubiera dado cuenta de que contra Croacia todo el foco estuvo en Lamine, coge el partido y a Italia y les da un meneo tremendo. Quizás estuvo bien que no clavara la rosca que dio en el larguero porque podría haber significado que se fuera del Athleti este año y ojalá se quede allí un par de temporadas más. Durante buena parte del partido le damos un baño a Italia, un rondo contra torpes, un meneo insolente. La cultura del pase y del buen juego está en cada jugador, hasta en los centrales. Durante todo el partido sufro el riesgo tremendo de que Italia nos haga de Italia y marque, expulsen a Unai, lesionen a Rodrigo, algún algo italiano. Llegamos y llegamos y aunque el gol en propia puerta es mejor que cualquier golazo, el miedo está ahí. Echo de menos intensamente a Villa. Es curioso que de la Gran Generación de 2008 al que más echo de menos siempre es a Villa, unos de los más infravalorados. Hay un córner en el último minuto y hubiera apostado mi “Guerra y paz” de Mario Muchnick a que Italia marcaba, de rebote injusto y con el VAR sin ver una agresión a Laporte. Pero no. Porque hay veces que la gente normal le ganamos a los poderosos; nos cuesta, nos cuesta mucho pero les ganamos. Y las hortensias han florecido.

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