Día 30/31
—¿Te hace ilusión el partido de esta tarde?
—No, no funciona así.
Llevo a Sf. a Granada de camino a la librería por la tarde. No sé cómo explicarle que la ilusión no es aplicable al partido de esta noche, que es otra cosa, diferente, en un sentido un tanto extraño, que es algo visceral, un poco primitivo y, a la vez, ingenuo como un partido en el patio de un colegio. Quieres que ganen los tuyos. Hablo con ella intentando que no se note la ansiedad que tengo, que ha aparecido al mediodía, de repente. Vino MP. a por un libro de young adult para su hija, que hace exactamente dos días era un bebé. Criticamos a unos y a otros y qué alegría verlo y ahí está la puta ansiedad. El aire entra directo en el estómago pero no llega a los pulmones, como si el cuerpo equivocara sus funciones, como si fuera un aviso de que algo va mal y debiera tener cuidado. Tengo las pastillas de Lex en la mochila pero no puedo usarlas de rescate porque me dejan sin empatía, pero ver un partido que voy a vivir con toda la intensidad y todos los nervios no va a ayudar con la ansiedad. Pero si me tomo una pastilla no voy a sentir el partido. Hace años que odio tomar cualquier sustancia que altere mi capacidad de sentir, de comprender. Llego a la librería y hay un señor con tres perros y su pareja. Resulta ser Jg. que venía a la tienda cuando estaba en Buensuceso. Los perros los ha ido recogiendo de atropellos varios y me parece la mejor forma posible de tener tres perros. Hablo un rato con ellos y está un poco exultante. No, no puedo tomarme un café, voy a trabajar. Creo que viene buscando un mundo que ya no existe, el de su juventud, cuando era un estudiante, en el que fue, quizás, feliz. Respeto mucho esa valentía y siento que igual no estoy a la altura de sus recuerdos. Al rato aparece MT y me da alegría verlo y le vendo “Apocalipsis suave” y me da pena el recuerdo de Jesús y no soy capaz de preguntarle si siguen tocando. No hay nadie en la librería, tengo jaqueca y ansiedad y decido cerrar antes. No me gusta saltarme los horarios porque es, quizás, una falta de respeto al que venga, pero también es cierto que una de las pocas ventajas de ser autónomo consiste en tomarte estas libertades. Cierro y no siento culpa. Llego a casa y hay un pequeño desastre en un mueble de la cocina. Limpio, friego, tiro, limpio y cuando llego al partido lleva un minuto. Me siento un poco fuera de sitio y no logro concentrarme en sólo ver el partido. Relaño dice que a Morata le perjudica su victimismo. Es decir, le perjudica que se queja del bullyng general que le hace todo un país. No, Relaño, no, la víctima es Morata. Ayer, en El País un artículo bien escrito e inteligente analizaba desde el fútbol todo lo que hace bien por el equipo dentro y fuera del campo. Una forma de ser buenísimo es hacer lo que hace Morata. Lo que hacía Benzema cuando estaba Cristiano en el Madrid. No os metáis con Morata. Al principio, Francia es la subcampeona del mundo, que ganó el anterior mundial, que lleva diez años sin perder un partido en una fase final en los noventa minutos de juego; y España, la selección que pienso que es: un muy buen equipo con algunas carencias graves que nos pueden destrozar. Gol de Francia. No está Carvajal, que es nuestro defensa de más nivel. Laporte, quizás, no está como hace tres o cuatro años. El partido se pone muy complicado. El rival es buenísimo en lo suyo y, probablemente, la mejor defensa del mundo. Vamos perdiendo, nuestras estrellas ofensivas son dos chavalillos, un tipo que se exilió a Croacia para jugar y el delantero al que hace bullyng todo un país. Pero todo eso no se lo han explicado a Lamine. Tardé veinticuatro años en ver ganar a un equipo español la Copa de Europa —al Barça de Cruyff, que sin ser yo nada de eso, celebré su victoria como nuestra que era—, veintinueve en ver al Madrid ganarla, cuarenta en ver a la selección ganar una competición. No es fácil ganar. Lamine nos ha convertido a todos los escépticos. Al principio del campeonato pensaba que era demasiado pronto, demasiado riesgo, que es un chiquillo (que lo es) y que podían, podíamos, joderle la carrera. Pero es un elegido. El primer día ya tiraba las faltas, repartiéndoselas con Nico, que es otro elegido, pero humano. Lamine puede ser un tipo que marque un par de décadas del fútbol. Coger la pelota en la frontal, en semis de una Eurocopa, perdiendo contra Francia y empezar a amagar hasta que encuentras el hueco y clavarla en la escuadra del palo largo es de ser muy extraterrestre. Da miedo los nombres que se me ocurren en las comparaciones pero el nivel es de Raúl hacia arriba. Ojalá lo cuiden y no se vuelva loco y no tenga lesiones. Hubo algo fantástico en la cara de los franceses: un esto no nos pasa a nosotros maravilloso. Que España iba a jugar bien ya lo sabíamos, desde 2008 casi siempre jugamos relativamente bien aunque a veces no nos llegue para ganar. Que España tuviera este filo competitivo, yo no lo sabía. Dani Olmo sí, que engancha una y la clava y Koundé a la desesperada la remacha y luego protesta y, ¿a quién, a qué, protestabas, francés? Este escenario no lo tiene Deschamps pensado. Los chavales estos nos han remontado el partido y siguen teniendo el balón. No soy un fanático del fútbol de posesión. Me gusta cuando lo hace bien España o el mejor City, pero me gustan también otras muchas formas de jugar al fútbol, incluso algunas de segunda división. Ahora, si eres físicamente menos poderoso y tecnicamente mejor, puede que lo más sensato sea tener tú el balón. Gracias, Luis. A partir del segundo gol España ya no quería o no le interesaba y Francia no podía y no sabía. Deschamps espera hasta el sesenta y dos para meter a Camavinga, Griezmann y Barcola. Nacho cumple con más sabiduría que capacidad cuando Navas se lesiona. ¿Francia no tiene un centrocampista creativo? ¿Un Modric, Kroos, Pedri u Olmo? Perder un partido acabando en el área del equipo contrario, encerrándolo y haciéndoles sufrir de cualquier forma imaginable es una manera digna de perder y la hemos practicado mil veces, pero la mejor forma de ganar es acabar el partido teniendo la posesión del balón en campo rival. Hacerles un rondo cuando vas ganando es decirles que somos mucho mejores y que el balón es nuestro. Contra Francia, no hay nada mejor.
Suena el disco de arias antiguas de Bartoli que es un refugio permanente. La experiencia que está suponiendo escribir el “Diario de un patio andaluz”, y en particular este diario de la Eurocopa, es fantástica. Algo tan excitante intelectualmente como las mejores cosas que he hecho en mi vida: pasar un año estudiando Platón y yendo a clase de Tomás Calvo, aprender lógica de predicados y ver, ahí delante, como funcionan las matemáticas y el pensamiento (gracias, Fustegueras), o como leer a Kundera o Hemingway y leer y releer “Guerra y paz”. Pero odio estar expuesto. Hay un equilibrio entre la dopamina y la motivación para seguir que se reciben en las redes, en las opiniones de la gente que me lee, y el desgaste que supone. Tan necesario es, para mí, tener las redes abiertas y mirar el paisaje y aprender e interactuar, sobre todo en Twitter, como cerrarlas y sentir la seguridad y la tranquilidad de la cueva. Lo importante es escribir, que es obvio; pero las cosas obvias tendemos a olvidarlas y acabamos pensando que el fútbol no es darle la pelota a tu compañero para que te la devuelva y así se juega.
España ha ganado a Italia, Alemania y Francia. Si le ganamos a Inglaterra, le habríamos ganado en una sola competición a todos las campeonas del mundo europeas. De la Fuente ha hecho un gran trabajo. No es un tipo que me caiga bien. Sus aplausos a Rubiales y la indecente campaña de la prensa de la M-30 para alabarlo atacando a Luis Enrique, no ayuda. Su perfil muy conservador, tampoco. Pero ha logrado un equipo que funciona bien, que tapa carencias y resalta virtudes. Si la prensa fuera mínimamente objetiva con él sería más fácil calibrar su figura. Un ejemplo: la otra noche en Radio Marca decían que los jugadores no estaban en equipos top. Mentira. Los dos mediocentros son titulares en PSG y City. Dos de los defensas vienen de jugar y ganar la final de la Champions. El portero y un extremo han llevado al Athletic a ganar la Copa mil años después. Morata ha jugado y sido titular o importante en Madrid, Chelsea, Juve y Atlético. Cucurella le costó al Chelsea sesenta millones. Laporte ha sido titular varios años en el City. Olmo es la estrella del equipo cabecera de Red Bull. Y Lamine y Nico, bueno, todas las estrellas surgen en una primera gran competición. ¿Qué nivel quieren que tengan? ¿Jugar en el Madrid o el Barça? El fútbol ya es otro.
Hago jornada continua en la librería, hasta las cinco, y acabo pensando que debería descansar un poco por si hay prórroga, para no dormirme antes del final, porque no creo que la emoción me mantenga despierto. Southgate sale con tres centrales. Le han afectado las críticas que le achacan que no juega a nada y ha decidido intentar jugar todavía menos. La ansiedad está ahí y no hay mejor remedio que el patio. Salgo con la idea de no tener prisa. Hoy ha sido el primer día de calor duro del verano, no de ola de calor, que todavía no han llegado, pero sí de la calóh. Todo el patio está seco y cabizbajo. Regulo otra vez el riego y aumento los tiempos en cada una de las tres zonas. Pruebo a pinzar una de las mangueras exudantes del huerto, la que está junto a la pared. Creo que esa zona se regará bien con sólo una manguera y no las dos que tenía. Al pinzarla, llegará más agua al resto del huerto y al arriate de la terraza, que el jazmín anda algo seco estas semanas. Salta el riego, vigilo goteros, tiempos, todo. Cuando acaba cojo la manguera grande y riego todo el patio otra vez. Todas las macetas, todos los arriates, el huerto entero, en el sentido de las agujas del reloj. El boje que encontré en la basura de Villas Blancas y que tiene normalmente un verde botella brillante, espectacular, está muy caído y necesita frescor. La hortensia grande tenía las hojas mustias. Ha habido suerte y hoy estaba aquí y les he dado a todas la cantidad extra de agua que necesitaban. Llego tarde al partido. Ya van uno uno. Inglaterra no me gusta como juega y Holanda no puede más. Southgate es el entrenador inglés más exitoso desde 1966. Bellingham corre el riesgo de no especializarse en nada. Se me olvida que tiene sólo veinte años. Pero no es un cerebro como Kroos y tampoco es un media punta organizador como era Zidane. Es mejor acompañante que eje. Creo que ahora mismo nadie sabe cuál es su mejor posición, aunque este año sus mejores partidos han sido como interior izquierdo, con Kroos cerca y Joselu fijando las defensas.
Los gorriones siguen expoliando las uvas de mis parras. Hay una guindilla en uno de los pimientos que planté en el arriate nuevo. El agua del estanquito ya está transparente, ya se ha estabilizado con los filtros, las bacterias, los peces, las plantas y las temperaturas.
Holanda sólo tiene a Gapko que se cabrea en una ocasión por la falta de inteligencia del lateral. Esos son los errores que casi nunca cometen los nuestros, que peor o mejor, tienen una cultura del pase y de la pared que trajeron dos holandeses: Cruyff y Beenhakker y que llevaron al olimpo Luis y Del Bosque. Marca Inglaterra en el último minuto porque la calidad individual sirve para estas cosas. Mal para España porque son más peligrosos que Países Bajos. Pero lo bueno es que, ahora, los favoritos son ellos. Recuerdo a los banqueros holandeses del 2008, de tantas veces en la historia y sonrío. Me acuerdo del libro que quiero leer de Said sobre los crímenes de Churchill y se me borra la sonrisa. Sigue cantando Bartoli. Hace sol y el agua del estanquito brilla y las avispas vienen a beber. El domingo queda muy lejos.