Soneto500

Soneto500

El soneto en castellano es una invención netamente granadina, eso nos dice la Historia, pues se debe al fortuito y feliz encuentro del Navagero y Boscán en la Alhambra. Este proyecto de olvidos.es rinde homenaje a los 500 años de aquel encuentro con 500 sonetos de la literatura en castellano.

Aunque la larga sombra del petrarquismo hizo que el Marqués de Santillana elaborase poemas ‘fechos al itálico modo” y Francisco Imperial y Villalpando intentase aclimatar formas italianas a la lengua castellana acudiendo al endecasílabo, fue un encuentro entre Boscán –quien no debía conocer los antecedentes- y Andrea Navagero, en la Alhambra, el que desató la pasión por los versos a la itálica.

Andrea Navagiero, embajador de Venecia en la Corte de Carlos V, coincidió en el Generalife durante las tornabodas del emperador, hacia 1526, con el poeta barcelonés Juan Boscán y hablaron sobre nuevos modos (endecasílabo, sonetos, las influencias de Dante y Petrarca…) que cambiarían la lírica española para siempre: no olvidemos que estas enseñanzas serían ejecutadas por Garcilaso de la Vega, amigo del poeta catalán, y como él, petrarquista.

Una placa lo recuerda en el Generalife y el propio Boscán, en uno de sus escritos, lo explica:

Porque estando un día en Granada con el Navagero, al cual por haver sido varón tan celebrado en nuestros días he querido aquí nombralle a vuestra señoría, tratando con él en cosas de ingenio y de letras y especialmente en las variedades de muchas lenguas, me dixo por qué no provava en lengua castellana sonetos y otras artes de trobas usadas por los buenos authores de Italia. Y no solamente me lo dixo así livianamente, mas aun me rogó que lo hiziese. Partíme pocos días después para mi casa, y con la largueza y soledad del camino discurriendo por diversas cosas, fui a dar muchas vezes en lo que el Navagero me havía dicho. Y así comencé a tentar este género de verso, en el cual al principio hallé alguna dificultad por ser muy artificioso y tener muchas particularidades diferentes del nuestro. Pero después, pareciéndome quiçá con el amor de las cosas proprias que esto començava a sucederme bien, fui poco a poco metiéndome con calor en ello. Mas esto no bastara a hazerme pasar muy adelante si Garcilaso, con su jüizio, el cual no solamente en mi opinión, mas en la de todo el mundo, ha sido tenido por regla cierta, no me confirmara en esta mi demanda. Y así, alabándome muchas vezes este mi propósito y acabándomele de aprovar con su enxemplo, porque quiso él también llevar este camino, al cabo me hizo ocupar mis ratos ociosos en esto más fundadamente.

El proyecto Soneto500 rinde homenaje a este acontecimiento fundamental de la lírica en lengua castellana. Desde aquel momento la poesía cambió para siempre en España y en América. Han sido miles de poetas los que han escrito afortunadísimos sonetos siguiendo las prácticas recomendadas por el Navagero, desde los pioneros Garcilaso de la Vega y Juan Boscán, hasta poetas más recientes, pasando por Quevedo, Góngora, Lope de Vega, Cervantes, Carolina Coronado, Federico García Lorca, Miguel Hernández, Carmen Conde, Gloria Fuertes, lo más florido de los autores españoles, y por supuesto sor Juana Inés, Borges, Gómez de Avellaneda, Darío o Octavio Paz.

Posiblemente no exista poeta que no haya frecuentado esta forma fundamental de la composición estrófica. De esta manera se confirma que fue en Granada donde la poesía en castellano (y por extensión las lenguas españolas) se convirtió en lo que es en el presente y resalta la importancia, una vez más, de Granada en la literatura lírica.

Este proyecto se elabora a través de la selección de 500 poemas, dirigida por Javier Benítez Láinez, Ramón Repiso Ruiz y Alfonso Salazar, abierta a la sugerencia de los lectores y seguidores de olvidos.es. Serán seleccionados y publicados de manera constante, desde febrero 2024 hasta el año 2026, hasta cubrir los 500 sonetos que son objetivo del proyecto, tantos como los años que se cumplirán de aquel feliz encuentro.

Soneto V

En esto estoy estaré siempre puesto,
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Escrito está en mi alma vuestro gesto
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribisteis, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma misma os quiero.

Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir y por vos muero.


Garcilaso de la Vega (Toledo, 1491/1503​​-Niza, 1536)

Soneto fecho al itálico modo

En el próspero tiempo las serenas
plañen e lloran recelando el mal;
en el adverso, ledas cantilenas
cantan e atienden el buen temporal.

Mas, ¿qué será de mí, que las mis penas,
cuitas, trabajos e langor mortal
jamás alternan nin son punto ajenas,
sea destino o curso fatal?

Mas emprentadas el ánimo mío
las tiene, como piedra la figura,
fijas, estables, sin algún reposo.

El cuerdo acuerda, mas non el sandío;
la muerte veo e non me dó cura,
tal es la llaga del dardo amoroso.


Íñigo López de Mendoza y de la Vega, Marqués de Santillana (Carrión de los Condes, 1398-Guadalajara, 1458)

Soneto LXI

Dulce soñar y dulce congojarme,
cuando estaba soñando que soñaba;
dulce gozar con lo que me engañaba,
si un poco más durara el engañarme;

dulce no estar en mí, que figurarme
podía cuánto bien yo deseaba;
dulce placer, aunque me importunaba
que alguna vez llegaba a despertarme:

¡oh sueño, cuánto más leve y sabroso
me fueras si vinieras tan pesado
que asentaras en mí con más reposo!

Durmiendo, en fin, fui bienaventurado,
y es justo en la mentira ser dichoso
quien siempre en la verdad fue desdichado.


A su retrato

Este que ves engaño colorido,
que del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores,
es cauteloso engaño del sentido;

este, en quien la lisonja ha pretendido
excusar de los años los horrores,
y venciendo del tiempo los rigores
triunfar de la vejez y del olvido,

es un vano artificio del cuidado,
es una flor al viento delicada,
es un resguardo inútil para el hado,

es una necia diligencia errada,
es un afán caduco y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.


Juana Inés de la Cruz (San Miguel Nepantla, Tepetlixpa, 12 de noviembre de 1648 o 1651-Ciudad de México, 17 de abril de 1695)

Pincel divino, venturosa mano

Pincel divino, venturosa mano,
perfecta habilidad, única y rara,
concepto altivo do la envidia avara,
si te la piensa enmendar, presume en vano.

Delicado matiz, el ser humano
nos muestra cual el cielo lo mostrara;
beldad cuya beldad se ve tan clara
que al ojo engaña el arte soberano.

Artífice ingenioso, que sentiste
cuando tan cuerdamente contemplabas
el sujeto que muestran tus colores,

dime: si como yo la viste,
el pincel y la tabla en que pintabas
y tú ¿cómo no ardéis, cual yo, de amores?


Gutierre de Cetina (Sevilla, 1520-Puebla de los Ángeles, México, 1554)

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