Diario de un patio andaluz: 14, Eurocopa

Javier Ruiz Barquín

Día 7/24

Día valle de fútbol. Tres encuentros a los que les saco poco partido, a los que les pongo poca atención. Empieza Croacia contra Albania a las tres. Rey Manaj jugó en el Granada con más pena que gloria. Demasiado joven y un club demasiado poco estable, supongo. Creo que no voy a renovar el carné. Se tarda muchísimo en llegar, la directiva con el inefable dúo Amado/Aranguren a la cabeza son una garantía de que las cosas van a ir mal, el club muestra signos de una depresión evidente y la venta o compra por alguien con interés en la institución y en la ciudad son una callejón legal sin salida. Nos podemos convertir en algo muy similar al peor Málaga si las cosas vienen mal dadas en lo deportivo. Espero que el que diseñó la ley de sociedades anónimas deportivas como solución para el fútbol esté penando con terribles dolores en el infierno. (Gobierno de Felipe Gonzáles, ese patriota). Modric juega muy hundido en Croacia. En el Madrid le han encontrado un sitio, por delante de los dos mediocentros en los que luce todo lo que le queda, que es mucho, y no se nota las carencias que ya tiene. Quizás el bajón de nivel de Brozovic lo haya empujado a ese sitio pero la sensación es que tiene menos influencia en el juego. Me duermo y me despierto pensando que gana Croacia pero Albania no se conforma y empata en el último minuto. Si esta noche empatamos, la última jornada puede ser de infarto. 

Esta tarde no trabajo. Llevo dos semanas con turnos extras por eventos, por deudas de turnos, por viajes y una tarde así, libre, a lo loco, es un tesoro. Hago la compra por Internet y mientras intento no equivocarme mucho, empieza Alemania. Una cosa es tener la tarde libre y otra llegar a los partidos a tiempo. Alemania sale con un puto pijama morado. El único bien vestido es el portero que va de negro. En los noventa hubiera sido al revés. Me avisa Juanillo desde Ibiza horrorizado. Los destrozos del neoliberalismo en un campo de fútbol. Es que es una industria. Vete a pastar, amigo liberal. El Hungría-Alemania del 54 cambió para bien y para mal y para siempre el fútbol. Para bien porque parte de la emoción es que no siempre ganan los buenos y los pobres, los débiles, pueden organizarse y asaltar la Bastilla y para mal, porque enseñó el camino de la victoria a rácanos y mezquinos. Y para siempre, porque antes el fútbol era algo menos complejo: ganaban los mejores. Pero puedes ganarle a los buenos si eres más intenso, más fuerte, más competitivo y los húngaros no sólo son menos técnicos que los alemanes, si no que son menos intensos que Gundogan, que —sorpresa— sonrió un poco después de rebañar el balón del primer gol. Kroos jugó todo el partido, supongo que no lo veremos en la jornada final. Wirtz y Musiala siguen en su pelea por ver quién es mejor y Sané quiere reivindicarse. De Alemania no se puede ir, como del City. Ojalá juegue al nivel que sus fans pensamos que puede dar. Si tuviera que elegir a uno de los tres para verlos en el Granada, cogería a Musiala para este año, a Wirtz para dentro de cinco años y a Sané para verlo diez años seguidos. Creo que me voy a tomar el partido de las nueve libre. Me salgo con Naipaul al patio y hace frío. Manga larga. Esta primavera, a pesar de ser la más cálida de la historia, está siendo extraña porque es como las de antes del cambio climático. Sir William James era inglés e invasor en la India. Fue a expoliar, como todos, y a ahorrar. Pero se encontró con el tesoro de la cultura y la filosofía indias y las tradujo a occidente. Y de esa espúrea forma, los indios recuperaron su propia cultura y su civilización después de las invasiones musulmanas e inglesas. Ceno fruta y yogur y no le hago caso a escoceses y suizos. Sigo sin ver a Xhaka. Marcan unos y empatan los suizos mientras estoy en la cocina y tengo sueño y me voy otro poco con Naipaul, antes de que acabe el partido. No me cae bien la gente que se va del campo antes del pitido final. ¿Qué hay más importante que ver el partido de tu equipo entero? ¿estás seguro de que vas a volver al campo, de que la vida, la fortuna, un Audi de un narco o un parte médico no se te van a mal cruzar? Pero me fui a la cama. Hoy juegan España e Italia y este partido es como la vida de la gente normal: casi siempre sale mal, pero a veces, florecen las hortensias.

Comparte

Deja un comentario