Día 32/31
España sale con los titulares. La única duda era si jugaba Le Normand o Nacho, pero quizás sólo era una duda para la prensa de Madrid. Inglaterra también sale con la alineación esperada, salvo Shaw que parece que ya está para el partido completo. Juegan con un 442, que es más lógico. Es el mejor rival al que nos hemos enfrentado y se nota desde el principio. El día ha transcurrido con placidez y lentitud. Me levanto tarde pero no mucho —son más de las ocho— y no tengo deberes porque ayer acabé el post pendiente de “Eurocopa” y corregí toda la parte que faltaba enviarle a Alfonso para que lo publique en “Olvidos de Granada”. Me salgo al patio con mi día libre a leer y escribir que es, básicamente, lo mismo que hago cuando tengo que hacer cosas. Me acabo “El País” del viernes y me doy cuenta del placer olvidado que es leer un periódico en papel. Ellos son mejores pero nosotros jugamos mejor. ¿Hará cambios De la Fuente? No creo. Dejo a Dostoievsky dándole vueltas a la culpabilidad —la concisión no es lo tuyo, Fedor— y reviso las enredaderas del fondo del huerto. Ato alguna rama rebelde del kiwi y de la buganvilla. Me gustaría que el kiwi llegara hasta el emparrado de la terraza pero supongo que es casi imposible tirar una rama de más de seis metros y que luego crezca allí. Recojo los ajos del huerto, que ha pasado más de dos semanas desde San Juan y no lo había hecho. Tengo como una docena de cabezas. Tienen un sabor más suave que los comprados. Pasan como dos horas y no sé qué he hecho. Comemos viendo un “Página 2” sobre Irlanda. Vingegaard es valiente y ataca a Pogacar y Pogacar lo destroza en los últimos kilómetros. Ha aprendido que el danés es casi tan bueno como él y que tiene que tener un poco de sentido táctico, una estrategia; que no le vale sólo con atacarlo todo el rato. Este Tour, estando bien, no es tan salvaje y divertido como los de los últimos cuatro o cinco años. “Crimen y castigo” es la típica obra maestra que está muy alejada de mi sensibilidad e intereses. Voy a seguir leyendo, pero no me atrapa en ningún momento. Cambio a Wimbledon y Alcaraz le gana sin problemas a Djokovic. Trabajo un rato en la librería desde casa y estoy pendiente de cuándo salen las alineaciones. España sale con los titulares y me salgo un poco al patio. Le quito las hojas secas al anturio, que son casi todas, aireo la tierra y lo dejo fuera, al calor, a ver si revive. Creo que hay plantas que no soportan las macetas de cerámica porque no sudan como las de barro. Miro en Google pero no encuentro información clara sobre esto. La maranta tiene también hojas secas, se las voy podando, aireo un poco la tierra para que no esté compacta y le doy una ducha para quitarle el polvo de las hojas. Se me olvida abonarlas. Entro en casa: pongo la mesa, un vaso de casera con una mini nube de vino, aceitunas, patatas fritas. Llego a tiempo al partido y estoy relativamente tranquilo. Inglaterra es el mejor rival al que nos hemos enfrentado y, aunque empezamos bien, metiéndolos en su campo, cuando roban el balón demuestran el nivel que tienen. Walker y Shaw son laterales de máximo nivel y reciben apoyos y Lamine y Nico no logran irse de ellos. Rodri es el mejor como casi siempre aunque le han puesto a Foden para que lo marque. El primer tiempo es el típico partido de una final, muy serio, muy intenso, muy bien jugado por dos grandes equipos. España ha crecido una barbaridad en este campeonato, en el último año. Cenamos restos de la noche anterior en el descanso y llega la peor noticia: Rodri está lesionado. Sale Zubimendi. Pero antes de que me de tiempo a llorar al héroe caído, Fabián se la da a Carvajal, Carvajal de exterior a Lamine que ve a Nico entrar en diagonal en el área y Nico bate con extrema facilidad al pipa de los Pogues que mira a la cámara con cara de que él no ha tocado ningún cable. Tenemos a los ingleses muertos pero vamos perdonando ocasiones. Kane se va al banquillo con la mirada del que empieza a pensar que su tiempo está pasando. Lo peligroso de los equipos que ganan más por talento que por juego es que nunca sabes como están y que da igual cuanto los dominas: sólo sirve la diferencia que llevas en el marcador. España tiene una capacidad para asociarse en la frontal con pases cortos, rápidos, tensos, basada en la técnica individual que ninguna otra selección tiene. Southgate saca a Palmer que, con los mayores, es un chaval tímido y no recuerda al pendenciero arrogante y chulesco y buenísimo que nos ganó el año pasado la final Sub-21. Pero Bellingham recibe en el área y la deja atrás y Palmer la engancha y marca y gol y empate y todos los fantasmas y todas las tristezas vienen y nos miran y Rodri, porqué te lesionaste. “Es la única jugada que hace Inglaterra en la segunda parte” dice el comentarista, como si importara. De la Fuente tiene las ideas clarísimas. Es de esos músicos que saben hacer una cosa y logran toda una carrera con una sola canción y sus variaciones. Como siempre, cuando Morata está muerto, saca a Oyarzabal. El partido y el campeonato está en los detalles. Olmo a Oyarzabal que la abre a banda para que Cucurella meta un centro fuerte, bajo, al primer palo donde está Oyarzabal con esa pinta de oficinista donostiarra del siglo XIX para poner la puntera y marcar un golazo. Gol de juego, de jugada bien hecha, de equipo que sabe lo que hace, que toca y se mueve al espacio y todos los pases van a su destino y todo tiene sentido. De la Fuente, tenía una idea y era la buena, como acabamos de ver. Quién sabe si los que creen que la realidad y el fútbol son menos complejos de lo que parecen llevan razón. (Dosto, ¿qué opinas de la sencillez?). Todavía nos queda un corner botado por Palmer para que nos de un infarto pero San Dani Olmo hace el despeje de su vida y respiramos cuando el árbitro pita el final. Hoy, el mañana de ayer, el partido será un recuerdo de dos horas de tensión con final feliz. Hoy, el partido de ayer es que mi vecino el peluquero me sonría con un gesto de complicidad. Metallica, dicen las crónicas, hace guiños al partido y a la victoria en su concierto de Madrid, que ha mantenido su horario, lógicamente. La organización del festival de música y danza de Granada cambia el horario del concierto de cierre para que el público pueda ver la final y no se vaya a olvidar nadie de que Granada es española incluso antes que pija. Hoy, la selección nos recuerda que este puto país a veces hace las cosas bien y le gana a los imperialistas, a los banqueros, a las gentes del norte de Europa y a sus superioridades. Luego vendrán las olas de calor, los recibos de fin de mes y las pequeñas miserias que tan difíciles hacen la vida. Pero, el domingo por la noche, unos chavales nuestros le ganaron a la vieja Inglaterra y eso, eso es impresionante.