Ángeles Mora
La ausencia es una forma de estar ciego
(Eros o Thanatos)
Dulces ondas,
el mar te adormecía,
mortal te daba su vestido
y su beso de espuma
te dejaba en la boca.
Lejos allá tu falda,
tu camisa en la arena,
y aquel negro foulard
salpicado de oro.
Igual que las caricias
de otra mano,
el agua te dolía
—lejos la extinta luz—,
el agua te quería,
te llevaba
a su lecho.
De Pensando que el camino iba derecho, Col. Genil. Diputación Provincial de Granada, 1982
Casablanca
As time goes by…
Entre todos los bares de este mundo
he venido a este bar para encontrarte,
furtiva como siempre,
para rozar la piel de tus esquinas.
Y cómo me hace daño tu cansancio
—ya sabes que mañana es cada lunes—
esa vieja, tristísima, memoria
de buscarle sentido a algo que bulle
como se abre una flor,
así, de golpe.
Manías de la ausencia y tus nostalgias.
Te noto tan cansado…
Quiero dormir contigo: Busca sólo
un poco más de sueño y de tabaco.
Quiero morir contigo.
¿Por qué no me apalabras un cumpleaños más?
Las arrugas ahí sí que son cosas serias
o el paso de los días,
con mis pechos que bajan a acariciar tus manos.
Y luego cuando un labio nos elude
en la piel de las ingles, ay, no muerdas,
y nos brinca por dentro…
Pero ahora llega el tren
como un viejo caballo del National,
qué diestro en los obstáculos,
qué sucia su taberna,
qué oscuro mediodía al despedirte.
Te veo tan delgado
con tus causas perdidas,
tus canas en la llama de la copa,
mi amargo luchador,
sonriendo lentamente, como si te murieras.
Como al decirme adiós.
De La canción del olvido