Tabaco
La industria del tabaco es un caso paradigmático en la agnotología y ejemplo de la agnogénesis, la citada creación intencionada de ignorancia, en la producción de la duda sobre el peligro de fumar, es decir, lo que sería una ignorancia manufacturada. En las varias estrategias de la industria tabaquera, el papel de los medios resulta relevante, lo que cronológicamente podríamos grosso modo dividir en cuatro fases. La primera, que surge a comienzos de los años 50, fue la de enfrentarse a la ciencia precisamente con ciencia, financiando investigaciones que convencieran a los medios de que la propia industria estudiaba seriamente el tema, proponiendo además pruebas de que causas ajenas al tabaco eran las que producían cáncer. Tras el informe de la Autoridad Sanitaria en EE.UU. evidenciando que el humo del tabaco contenía cancerígenos directamente relacionados con el cáncer de pulmón y exigiendo las primeras etiquetas de advertencia en los paquetes de cigarrillos, la industria entra en otra fase, que en sus propios informes denomina “la duda es nuestro producto”. Aquí la industria intenta sembrar la duda sobre hechos concretos, utilizando principios de los medios tales como la objetividad, el equilibrio, la imparcialidad y la libertad de expresión, lo que da lugar a la polémica entre diferentes informaciones al margen de su verosimilitud. De hecho, en archivos de la propia industria en 1973 se dice que el objetivo principal es mantener viva la controversia. En los años 90 comienza una fase de enfrentamiento con la ciencia, cuando a la polémica anterior se añade una crítica a la insuficiencia o credibilidad de los datos y al análisis de riesgos, coincidiendo en el tiempo con la peligrosidad del humo ajeno para quienes no fuman, socavando pretendidamente la libertad del fumador. Es ya en una fase posterior cuando podría decirse que la ciencia triunfa en los medios con abrumadora evidencia y credibilidad de que fumar produce cáncer y otras graves enfermedades. Sin embargo, esta aparente derrota de la industria se transforma en un triunfo estratégico al conseguir que lo finalmente aceptado dejara ya de ser novedad por conocido, es decir, noticia, y la propia industria se presentara como un fabricante responsable de un producto de riesgo, riesgo que la empresa, en campañas multimillonarias, particularmente en medios conservadores, asocia con valores individuales tales como rebelión o libertad y su publicitado atractivo, al margen de que su producto mate a millones de personas cada al año en el mundo. Las diversas estrategias de las compañías tabaqueras han sido luego útiles a otras empresas de productos nocivos, mientras que los medios se vieron afectados en el valor de sus códigos de objetividad y equilibrio frente a situaciones de una ciencia politizada y mercantilizada. El periodismo de investigación, ya sea en prensa, radio o televisión, bien podría ser una alternativa para evitar la complicidad con la agnogénesis social, como de hecho ya ocurrió en algún caso con el tabaco.
Un artículo muy interesante sobre un tema no tan conocido como debiera ser. Nos ayuda a plantearnos situaciones de total actualidad, aunque el agnosticismo ya tiene un largo camino andado.
Muy acertado e ilustrativo de los mecanismos del poder en la sociedad de la información. Los recientes resultados de las europeas son fiel reflejo del buen resultado que dan los métodos de manipulación política basados en el generación de ignorancia.