Agnotología

Un Concepto sobre la Producción de Ignorancia

Pedro Luis Mateo Alarcón

Agnotología: Concepto

Si la epistemología consiste en el estudio del conocimiento y de su génesis y desarrollo, la agnotología se centra en el estudio paralelo de la ignorancia (1). Una explicación sobre el origen del término puede verse en el libro de Robert N. Proctor y Londa Schiebinger (2) un texto pionero y fundamental en el tema.

Podría decirse que hoy se sabe mucho del conocimiento, es decir, de epistemología, y sin embargo es notable lo comparativamente poco que se sabe sobre el desconocimiento y la ignorancia, aunque los libros y artículos sobre agnotología vienen creciendo exponencialmente en los últimos 30 años, aparte artículos divulgativos en la prensa. Todo ello teniendo en cuenta la influencia del desconocimiento, normalmente indeseable y potencialmente peligroso en nuestras vidas, y el hecho de que nuestra ignorancia sea obvia e inmensamente mayor que nuestro conocimiento. En este sentido, resulta llamativo que en una época de gran inundación informativa, piénsese en internet y tecnologías de la información, vivamos también en una época de particular y creciente ignorancia. En su estudio, la agnotología incluye el origen y producción de la misma, su posible permanencia, las causas y motivos para su existencia, sus influencias tanto individuales como sociales y los diferentes tipos de ignorancia. Todo esto se aborda en el citado libro sobre agnotología de Proctor y Schiebinger, así como en el de Matthias Gross y Linsey McGoey (3) y en el de Naomi Oreskes y Erik M. Conway (4), dos textos también muy relevantes en el campo. Tanto en la Introducción de Proctor a la edición española de su libro con Schiebinger, como en el primer capítulo de la segunda edición del de Oreskes y Conway, se insiste en cómo en tan pocos años ha aumentado tanto el interés por los estudios de la ignorancia, así como la creación de nuevas formas de la misma, y en el hecho de que su producción se ha convertido en un creciente negocio. Aunque la mayor parte de la bibliografía existente sobre el tema es anglosajona, especialmente referida a datos, análisis y detalles históricos en EE.UU., hay afortunadamente un libro de próxima aparición sobre temática española de José Ramón Bertomeu, Clara Florensa y Agustí Nieto-Galan (5), cuyos autores y autoras pertenecen a las escuelas catalana y valenciana de historia de la ciencia. El libro explora las distintas y variadas formas de fabricación y circulación de saberes e ignorancia en la España del siglo XX, y cómo marginadas formas de producción social de ignorancia vienen siendo abordadas por estudios feministas, de justicia ambiental o de la sociología política de la ciencia.

La creación deliberada de ignorancia ha existido siempre, aunque se potencia en gran medida con la aparición de la prensa diaria escrita en el siglo XVIII, convirtiendo al periódico en actor político y social que influye en la opinión pública, lo que se amplía en el siglo XX con la radio y televisión, dando lugar a los medios de masas de comunicación e información. Todo ello se intensifica enormemente en nuestros días con internet, los motores de búsqueda y las redes sociales, que han dado lugar a las nefastas fake news y los bots, así como con la reciente llegada de la Inteligencia Artificial, último grito tecnocrático. La agnogénesis, es decir, la creación de ignorancia, no puede quejarse hoy por falta de medios, y a la frase de Francis Bacon, el saber es poder, bien podrían los fabricantes de duda e incertidumbre añadir que también la ignorancia es poder. Por otra parte, la ignorancia no tiene por qué ser siempre perniciosa, la habría también virtuosa o deseable para el común, como, por citar algún ejemplo entre otros, la confidencialidad de los informes médicos y todo lo considerado como sensible en el ámbito de lo personal, es decir, el derecho a la intimidad y la privacidad.

De las varias formas descritas en la bibliografía para los diversos tipos de ignorancia, me limitaré aquí a las tres formas iniciales propuestas por Proctor: nativa, o forma más obvia y simple en cuanto que puede subsanarse con la información y el aprendizaje; la selectiva o pasiva, que sería aquella que surge al elegir unos campos de estudio y conocimiento, marginando otros saberes que luego serían o no recuperables; activa, que sería la que estratégica y deliberadamente es producida por terceros, creando desconocimiento, duda e incertidumbre. Posteriormente me centraré en algunos casos concretos de esta última forma de ignorancia.

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2 comentarios en «Agnotología»

  1. Un artículo muy interesante sobre un tema no tan conocido como debiera ser. Nos ayuda a plantearnos situaciones de total actualidad, aunque el agnosticismo ya tiene un largo camino andado.

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  2. Muy acertado e ilustrativo de los mecanismos del poder en la sociedad de la información. Los recientes resultados de las europeas son fiel reflejo del buen resultado que dan los métodos de manipulación política basados en el generación de ignorancia.

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