La duda hamletiana en Antonio Machado (acerca de unos manuscritos), de Antonio Chicharro

En una muy sustantiva parte de los diez volúmenes que recogen la edición de la Colección Unicaja de Manuscritos de los Hermanos Machado (2006) y a modo de lema, se encuentra la cita «To be, or not to be, that is the question», eso sí, sin empleo de las comas del texto original y citada parcialmente en una de las ocasiones. En concreto, puede verse en las páginas 8r, 12r, 13r, 19r, 34r, 35r y 36r del Cuaderno 1; la 149v, del Cuaderno 2; las 27r y 52r, del Cuaderno 3; la 10r y 35r, de Prosas sueltas; y las 14r y 44r, de Poemas sueltos. En todos los casos, escrita con la letra menuda de Antonio Machado, pues, como los editores han analizado, estos cuadernos y hojas manuscritas son de Antonio y no de su hermano mayor, Manuel.
En el caso del Cuaderno 1, el que guarda una mayor cantidad de páginas con tal texto, pertenece a la etapa de Baeza (1912-1919), la de su inmersión en la filosofía, y puede datarse su escritura en torno a 1917. El Cuaderno 2, por su parte, correspondería a los años 1922-1924, la etapa de Segovia; la del Cuaderno 3, habría sido escrito entre 1924 y 1926, años pasados también en Segovia. En cuanto a los folios sueltos que los editores han agrupado en el volumen Poemas sueltos, por la composición de los borradores de los poemas, pertenecerían a un ancho arco temporal, entre 1912 y 1933, años cuya trayectoria vital transcurre en Baeza, Segovia y Madrid. En el caso del volumen Prosas sueltas, en el que los editores reúnen varios textos, entre ellos «un borrador incompleto de Juan de Mairena» que es el que contiene las dos citas del texto de Shakespeare, corresponde a 1936, ya en Madrid y cuando Antonio Machado está a punto de iniciar su salida hacia Rocafort (Valencia), donde llega a finales de noviembre de ese año en su largo peregrinar hasta que la inminente derrota de la Segunda República por los insurgentes precipita su salida definitiva hacia el que será su breve exilio francés de Collioure donde murió el 22 de febrero de 1939.
Ahora bien, si me detengo en trasladar tan precisa información acerca de la datación de estos cuadernos de autor y hojas manuscritas,[1] es para destacar la relevancia que tiene el hecho de que, durante casi tres décadas de su vida, desde los años de Baeza y, como ahora se verá, hasta el final de la misma, Antonio Machado pusiera en lugar destacado y con valor autónomo tan conocido comienzo del acto tercero de la obra de Shakespeare. Pues bien, como es sabido, tan célebre cita, transcrita ya en el primer renglón ya en lugar destacado de cada una de esas páginas, pero antepuesta siempre a los demás escritos o incluso al resto de la página en blanco −en concreto, la 36r de Cuaderno 1−, es tomada del soliloquio con que arranca la primera escena del acto tercero de Hamlet, una de las tragedias de William Shakespeare, autor de tan alta consideración machadiana sobre todo por la vía interpuesta de su heterónimo Juan de Mairena. Pero, es más, esta inclusión del emblemático comienzo de esa escena primera de la obra −esta vez traducido y ofrecido en su primera mitad: «Ser o no ser» − culmina con el hallazgo de la misma escrita en el último papel que, alojado en el abrigo del poeta, encontró su hermano José tras su muerte, según dejó escrito:
Algunos días después encontré en un bolsillo de su gabán, un pequeño y arrugado trozo de papel. En él había escrito tres anotaciones con un lápiz que me pidió antes de su muerte.
La primera reproducía las palabras con que comienza el famoso monólogo de Hamlet: «Ser o no ser…». La segunda tenía sólo un renglón. Pero en este renglón se veían escritas las últimas palabras en verso que escribió el poeta en vida: «Estos días azules y este sol de la infancia». (José Machado, 1971: 162).
Al hecho de que la duda hamletiana se muestre tantas veces en sus manuscritos, podemos sumar la de esta ocasión en que aparece con el valor añadido de lema de toda una vida así escrito por Antonio Machado, con la terrosa provisionalidad de un lápiz, por última vez y para siempre, lo intuyera o no él mismo en aquel febrero de 1939. Esta circunstancia permite reconocerle a «Ser o no ser» el valor de servir de declaración final y legado de su pensamiento, como el verso último lo es de su poesía, adensado en esas cuatro palabras que, tras el fallecimiento del poeta, se llenan de significación y alto valor simbólico, por cuanto había venido escribiéndolas en el ámbito privado de sus papeles personales y cuadernos de autor, como se ha visto. De esta manera, pues, ese brevísimo texto se ligaría como una suerte de rúbrica de su pensamiento y trayectoria vital desde sus años de Baeza hasta los mismos días del exilio, mutando de la fórmula «To be, or not to be, that is the question» a la de «Ser o no ser».
Pues bien, a la hora de aproximarnos al sentido que pueda tener tal citación, hemos de tener en cuenta que Shakespeare hace de tan lúcido como atormentado personaje de su obra, el príncipe Hamlet de Dinamarca, la encarnación de la duda ante la indeseable situación que vive y búsqueda de su posible resolución, situación dramática que ha sido punto de origen de un cúmulo de interpretaciones de toda índole acerca de lo que supone tal formulación fundamental, también las propias de la filosofía, con cuya ontología acaba por entroncar. De ahí que el comienzo de tan famoso soliloquio haya alcanzado a tener entidad propia alimentada por su extendido uso, interpretaciones y presencia en innumerables textos de distintas lenguas. No obstante, cabe preguntarse por el sentido específico que pudiera tener tal lema en el caso de Antonio Machado, sin entrar en otras consideraciones acerca de la densa carga sémica que «To be, or not to be, that is the question» guarda en su origen y desarrollo.
En este sentido, por ejemplo, Esther Lázaro, a propósito de su aproximación al verso último «Estos días azules y este sol de la infancia» y tras comentar e indagar sobre el documento donde éste aparece escrito que, a su vez, incluye «Ser o no ser», se refiere a dicho texto, con la ayuda de lo que sobre él escribieron Ian Gibson (2006) y Carmelo Medina Casado (1993), para concluir con la siguiente afirmación:
Pero, tal vez, lo más relevante de esa cita sea el por qué estaba en ese papel. Podría indicar que, como se menciona en el fragmento anteriormente citado del artículo de Medina Casado, en sus prosas de los últimos años, como las de Los complementarios, Machado daba vueltas más que nunca a los temas de la existencia, del ser, del vivir y del morir, del no ser. (Lázaro, 2015: 121).
Medina Casado, por su parte, tras señalar la presencia de la cita en varios manuscritos de Antonio Machado −también las detectaría Ian Gibson en su investigación sobre la vida del poeta, quien señala además su aprendizaje del inglés por interés literario−, interpreta esta presencia como un modo al que recurre Antonio Machado para sustentar, en relación con la esencia y existencia del ser, esta última, según su interpretación del uso del ‘To be’ de tal personaje shakespeariano.
En cualquier caso, para comprender la lógica interna de las reflexiones de Antonio Machado sobre la duda y otras consideraciones metafísicas suyas sobre el ser, tal vez sirva tener en cuenta el pensamiento puesto en boca de «Juan de Mairena», el personaje poeta, filósofo, retórico y profesor de gimnasia de su libro Juan de Mairena: sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo (Machado, 1936), al que alimentó de su mundo interior reflexivo hasta el punto de que es común pensarlo como su alter ego. También puede servir el pensamiento del apócrifo poeta y filósofo «Abel Martín», maestro de «Juan de Mairena», siendo este último quien difunde sus ideas sobre metafísica y, muy en concreto, sobre la heterogeneidad del ser, a lo largo de la obra, como se lee en el siguiente fragmento:
De lo uno a lo otro es el gran tema de la metafísica. Todo el trabajo de la razón humana tiende a la eliminación del segundo término. Lo otro no existe: tal es la fe racional, la incurable creencia de la razón humana. Identidad = realidad, como si, a fin de cuentas, todo hubiera de ser, absoluta y necesariamente, uno y lo mismo. Pero lo otro no se deja eliminar; subsiste, persiste; es el hueso duro de roer en que la razón se deja los dientes. Abel Martín, con fe poética, no menos humana que la fe racional, creía en lo otro, en «La esencial Heterogeneidad del ser», como si dijéramos en la incurable otredad que padece lo uno. (Antonio Machado, 1936).
Pues bien y en relación con «Ser o no ser», esa «fe poética» apunta cierta luz a la hora de comprender que el uso de la conjunción disyuntiva ‘o’ podría denotar antes equivalencia que diferencia, lo que supondría aceptar que «Ser o no ser» sería como afirmar que «lo uno» es «la otredad», aunque cabe también iluminar la disyunción en que tal fórmula se sustenta por el valor a que apunta en su origen hamletiano: el de la duda.[2] En este sentido, puede aceptarse que tanto poetas como filósofos mantienen una estrecha relación por la capacidad de conocimiento que desarrollan sus discursos y, no pocas veces, por recorrer los caminos de la duda y el escepticismo. Pues bien, de esta posición escéptica −frente al escepticismo, Mairena recomendaba a sus alumnos mantener una posición escéptica−, podría arrancar la duda machadiana acerca de la homogeneidad del ser, siendo tal duda antes poética que racional, según se lee en el libro, duda esta donde arraiga el comienzo de toda sabiduría. De ahí que, volvemos al libro, en el apartado «Sobre Demócrito y sus átomos», Juan de Mairena se dirija a sus alumnos en los siguientes términos:
Claro es que la duda que yo os aconsejo no es la duda metódica a que aluden los filósofos, recordando a Descartes. Una duda metódica será siempre pura contradictio in adiecto, como un círculo cuadrado, un metal de madera, un guardia de asalto, etc. Porque el que tiene un método o cree tenerlo, tiene o cree tener un camino que conduce a alguna verdad, que es precisamente lo necesario para no dudar. Cuando leáis la obra de Descartes, el mayor padre de la filosofía moderna, veréis cómo es la duda lo que no aparece en ella por ninguna parte. Descartes es fe madura en la ciencia matemática, sin la cual es casi seguro que no habría nunca filosofado. Y en verdad que nadie ha pensado en colocar a Descartes entre los escépticos. Pero yo no os aconsejo la duda a la manera de los filósofos, ni siquiera de los escépticos propiamente dichos, sino la duda poética, que es duda humana, de hombre solitario y descaminado, entre caminos. Entre caminos que no conducen a ninguna parte. (Antonio Machado, 1936. Las cursivas son mías, A.Ch.).
No obstante, la afirmación relativa a que esos caminos no conducen a ninguna parte no puede darse por nihilista como los hechos relacionados con la trayectoria vital y poética de Antonio Machado confirman, al tiempo que las palabras de su heterónimo profesor apócrifo sustentan, al hacer valer como sus únicas verdades la inseguridad, la incertidumbre y la desconfianza. Así pues, el poeta filosófico que es Machado −Pedro Cerezo define su verso como «canto y meditación» (Cerezo, 1975: 32) − supera le tentación del nihilismo de la manera, como escribe el citado profesor, «más sencilla y a la vez más auténticamente humana: sólo escribió paradójicamente en la duda y en la esperanza» (Cerezo, 1975: 51). Por eso, Antonio Machado, enfermo y derrotado en su exilio francés, tomó su lápiz prestado para escribir lo que acabó por convertirse en el testamento de su pensamiento, ese «Ser o no ser», albergado por la duda, lleno de otredad y, por el hecho simple de trasladarlo así al papel, habitado por la esperanza.
Referencias bibliográficas
Cerezo, Pedro (1975), Palabra en el tiempo. Poesía y filosofía en Antonio Machado, Madrid, Gredos.
Gibson, Ian (2006), Ligero de equipaje. La vida de Antonio Machado, Madrid, Aguilar.
Lázaro, Esther (2015), «Estos días azules y este sol de la infancia», en Alonso, Monique; y Aznar Soler, Manuel (Coord.), Antonio Machado y el exilio republicano de 1939 en Francia, Sevilla, Renacimiento, pp. 118-126.
Machado, Antonio (1936), Juan de Mairena: sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo, Madrid, Espasa Calpe; Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2020.
Machado, José (1971), Últimas soledades del poeta Antonio Machado. Recuerdos de su hermano José, Soria, Imprenta Provincial.
Malpartida, Juan (2008), «Antonio Machado», Letras Libres, 31 de diciembre. En línea: https://letraslibres.com/revista-espana/antonio-machado/
Medina Casado, Carmelo (1993), «Presencia de Shakespeare en la obra de Antonio Machado», SEDERI: yearbook of the Spanish and Portuguese Society for English Renaissance Studies, 3, pp. 183-194.
[1] Esta es la descripción de los documentos de Antonio Machado de nuestro interés ofrecida por los editores: «Cuaderno 1. Quedan de él 41 folios, 36 manuscritos y cinco en blanco. Incluye borradores y variantes de poemas, reflexiones sobre la poesía y el teatro, y la traducción de una balada de Henri W. Longfellow. Pertenece a la etapa de Baeza (1912-1919). Probablemente escrito hacia 1917 o poco antes, puesto que aparecen varios poemas de Campos de Castilla que se publican ese año en Poesías Completas. // Cuaderno 2. Constaba de 150 folios, de los cuales, tras ser arrancados varios, quedan 128, catorce en blanco. Incluye borradores y versiones de poemas (la mayoría, pertenecientes a Nuevas Canciones) y otros escritos en prosa (diversas reflexiones sobre literatura, poesía y filosofía, más un borrador de carta a Ortega y Gasset). Escrito entre 1922 y 1924. // Cuaderno 3. Quedan de él 49 folios, de los cuales once están en blanco. Por los borradores de poemas que contiene, posiblemente fue escrito entre 1924 y 1926. // Poemas sueltos. 52 folios sueltos (varios arrancados de cuadernos), con numerosos borradores y variantes de poemas. Por su fecha de composición, podemos datarlos entre 1912 y 1933. // Prosas sueltas. 122 folios manuscritos que conforman varios textos: las biografías de Antonio Machado y Núñez y Antonio Machado y Álvarez; dos manuscritos distintos e incompletos del relato “Gentes de mi tierra” (1911); la autocrítica a El Condenado por Desconfiado (1924); dos manuscritos distintos e incompletos de “Reflexiones sobre la lírica. El libro Colección del poeta andaluz José Moreno Villa (1924)”; un borrador incompleto de Juan de Mairena, y una nota sobre el asesinato de Federico García Lorca (1936).» (Alarcón, del Barco y Rodríguez Almodóvar, 2006: 13-14).
[2] Esta es la perspectiva a que apunta Juan Malpartida en su artículo «Antonio Machado» al plantear las siguientes cuestiones: «Machado se desvela, realmente y durante su vida por […] los problemas epistemológicos y la ontología […] ¿Qué es el ser? ¿Es idéntico a sí mismo? ¿Es posible la identidad o ésta consiste en ser la relación de una alteridad? ¿Por qué es tan importante el tiempo? ¿Qué tiene que ver con la poesía? Estas son algunas de las preguntas filosóficas que Machado comenzó a hacerse antes de finalizar la primera década del siglo y que le acompañarán hasta el final de su vida.» (Malpartida, 2008).