BraCEar, EsCarBar, EliZaBeth, EcKharT, EKsPanto.
He tenido suerte: por fin un billete grande y morado.
Morado como mi moratón enorme, de pómulo a rodillas;
de la santa semana y la turbia nocturnidad morada.
Pero hundida en esta mancha me siento mejor que nunca,
coqueta todavía en el pareado de mis piernas
con sus zapatillas lazadas. Lástima de cajero,
frío como una madre hueca de porcelana.
¡Como, como y más como, estoy harta, siempre comparando…!
¿Se transformaría el señor Goya en hembra en esta época
congelada por el dinero? Él podría caer en eso. Y
lo que más me gusta es el gato, tan cuqui, ser libre en su extinción.
A ver: las estrellas están mal hechas, las puntas torcidas,
¿cómo voy a tener buena estrella con semejantes garabatos?
Un billete es una cosa muy seria, más este de tañido violeta
-y quiera dios que nunca me olvide-. ¡Monstruo, más que monstruo!
¿Sabréis adivinar por qué me apeno tanto? Las estepas
orientales sólo una vez en la vida florecen de violetas,
de allí provienen los quinientos, encantadores, valiosísimos…
Lo que guardo en la caja es así, en mi caja, bajo la caja torácica,
un monstruo; nos sale a casi todas las mujeres de dentro, je, je…
Y, por cierto, todavía no conocéis la otra cara del billete, mi preferida:
Pero eso sólo lo podemos ver las afortunadas.
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