Un poema para Javier

Laura Montes Romera

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NUESTRA HISTORIA DE AMOR

Alzamos el cuello y lo torcemos para ver
dibujos bajo los balcones
son figuras que recuerdan al poema
no escrito aún sobre la pregunta del grial
Están hechos para que los miremos con esfuerzo
y cuando empieza el dolor
se hace comprensible
la posición escogida del mosaico

Si nos damos la mano tal vez
estemos confluyendo entre el Relato que caerá
y nuestra historia de amor.

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CAMPO A TRAVÉS

Del estómago le trepa al hombre
una arcada que debe llevar con ritmo
hasta el siguiente poste de luz
mientras el otro espera apoyado
un mensaje
Campo a través
el hombre va haciendo al otro su horizonte:
una solitaria vastedad vegetal y
el ronroneo de las extremidades
en la hierba

Pero ni entonces teme que el cuerpo caiga
solo teme
la interrupción de la coreografía
y aunque no se pregunta
cuántas piernas serán suelo y pasto
hay en sus manos una duda
cuando aparta al muerto que
ya ha cumplido su tarea.

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VUELO INTROSPECTIVO

La polilla voló hasta la boca
de billetes
Estuvo quieta un buen rato
sobre el borde
mientras sonaban las teclas de mi contraseña
nos miramos el aleteo rápido
dentro un montón de aleteos
(sus ojos el sonido
la boca llena de polillas)
Hacia fuera los billetes de diez y
con paciencia sus patas
hacia dentro

Absorta en su cadáver estuve
girando alrededor

Multitud de aleteos hacen corazón
calor de la luz de cajero activo
alguna noche o mañana
cualquiera.

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INCLINACIÓN

Todas las ramas
apuntan al camino
aunque yo sé
que no saben muy bien
por qué
árboles cuidados apenas
alcanzando altura con
algún que otro capullo extraordinario
y ellas inclinadas raíces en el aire
apuntan al camino
como si quisieran descender
y encontrarse con su principio.

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Laura Montes Romera (Aldeire, Granada, 1996)

Tal vez lo que más me ha inquietado siempre del hecho poético es su facultad de acercarte a las cosas, de permitirte armonizar la mirada con el tacto. Creo que Javier Egea supo hacer esto mismo con destreza y amor, por eso su poesía me recuerda que esa inquietud puede manifestarse de muchas formas distintas. Puede conducirme al placer de la compresión que provocan unas palabras bien escogidas, tanto como al dolor ante lo inmenso de la vida, su infinita finitud.
Le agradezco a este enorme poeta habernos demostrado que se puede con la palabra abrazar el dolor y hacer nuevos lugares desde los que compartir.

Laura Montes Romera

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