Paco Gris: La cabeza estrellada

Paco Gris, Sergio Hinojosa

Cubrecabezas y Lamentaciones

Sergio Hinojosa

Cubrecabezas y Lamentaciones

PONER FOTO POR CADA PUNTO, SEGÚN CARPETA

  1. Un soldado, nacido en Roma y al fin reconocido ciudadano francés, se despide de su amada para marchar al frente. 
  2. Sus poemas se refugian en las trincheras, que se extienden de Este a Oeste y de Norte a Sur. 
  3. El poeta escribe en la trinchera sin melancolía ni gemidos: 
Los obuses pasan como estrellas fugaces
Los prisioneros van en tropas dolientes
Y mi corazón tan solo late por ti querida
Mi amor mi Lou mi arte y mi artillería
  • La foto del Apollinaire herido, -la que hace producir a Paco Gris estas interesantes series “Cubrecabezas” y “Lamentaciones”- no es la foto de un soldado derrotado o melancólico. 
  • Inflamada su alma como la de tantos otros, se enroló voluntario deseoso de combatir. La guerra hizo del bohemio errante un patriota francés hermanado con la muerte. 
  • Nadie entendió su euforia ante el horror. Quizá sólo su amada Madelaine, cuando recibió su confesión a medias: “En realidad, ningún escritor podrá describir el simple horror, la vida misteriosa de la trinchera.”
  • Cascos, cartuchos de proyectil, objetos que ya no son mercancía, sino generosos dones entre camaradas.
  • Cascos que son herencia sagrada… de otros héroes muertos. Paco Gris capta esa dimensión escondida. 
  • Cascos, que protegen una cabeza u otra, para dejar en cada una sus marcas antes de que un proyectil la perfore. 
  • Cascos que no se venden ni se compran y, separados de sus cuerpos, se ajustan con orgullo al recordar otros valientes caídos. 
  • Cascos, como objetos arrancados ilusoriamente a la economía política, para flotar en el aire libre y desinteresado de la utopía. 
  • Ambiente entre iguales, de camaradas en serie, uno tras otro, que sueñan el triunfo y la victoria.
  • Cascos vacíos, tirados en al barro, perdidas las ilusiones como los cuerpos.
  • Ya no es patria lo que respiran en el frente, sino cansancio. 
  • Luego vinieron las fotografías, el recuerdo de los vivos, los crucifijos en el pecho, las notas escritas desde la desesperación, el horror y la añoranza de la paz. Las trincheras derramaron sangre y tinta, también mucha tinta. 
  • Muy poco tiempo duró el idilio patriótico. Frente estancado, la lenta carnicería en las trincheras: La euforia y la memoria de los héroes dejaron paso al horror más desnudo. 
  • Su herida en el cráneo afectó su cerebro, le trastornó y le debilitó. Tal vez por esa insignia roja de patriota huyera hacia la muerte. Otro casco más.
  • De no haber muerto, tal vez hubiera ascendido en el escalafón hasta salir por una puerta inesperada.
Cordes faites de cris

Sons de cloches à travers l’Europe
Siècles pendus

Rails qui ligotez les nations
Nous ne sommes que deux ou trois hommes
Libres de tous liens
Donnons-nous la main
Cuerdas hechas de gritos

Sonidos de campanas a través de Europa
Siglos colgados

Raíles que enlazáis las naciones
Sólo somos dos o tres hombres
Libres de todos los lazos
Démonos la mano
  • El imperialismo no es ideología para soldados, sólo geopolítica y maquinaria para la conquista de otros cuerpos. 
  • Para los soldados queda el ardor patriótico y la sensación formar parte de un país potente, dueño por derecho de las regiones menos civilizadas. 
  • Exhaustos, enfermos hambrientos, dejaron caer sus cuerpos y lo que quedaba del ejército. La guerra, escribe Apollinaire…
Es un banquete que se ofrece a la tierra
La tierra tiene hambre y abre sus largas fauces pálidas
Tiene hambre y este es su festín de Baltasar caníbal
  • Más allá del pensamiento, del arte, de la poesía, la máquina de guerra estaba ya engrasada y la tierra cambiaba de color.
  • Los materiales como desvela Paco Gris dejaron de ser existencias neutras, para volverse desvaídos despojos de lo vivo, testigos de lo inhumano. 
  • El cuerpo se hace presente de manera traumática. Una granada alcanza a Gerhart o a François, o a John,  y el instante es una mancha en el paisaje. 
  • Paco no aporta paisaje a sus cuadros, tan sólo la mancha y el cuerpo destruido, el rostro humillado, sufriente como el alma. Efectos de la máquina infernal.
  • Nuevas máquinas ametralladoras que producen 20.000 muertos en una sola Batalla, la de Somme.
  • Carros de combate, que aplastan los cráneos, y si son alcanzados, sirven de horno a los artilleros. 
  • Minas y granadas que revientan y estallan las vísceras de la humanidad por primera vez. Ya no hay sables, sólo navajas para marcar los días y balas para matar y ser matado. 
  • Llegan noticias de temibles torpedos, capaces de sepultar barcos enteros ardiendo en el mar helado. Noticias del frente que no cesa. 
  • La patria es ya una radio que apenas se oye y que pide más valor y más sangre.
  • Órdenes, alertas, bajas, deserciones, disparos accidentales, muerte, dolor, patria, ilusiones torpes o amaños del cinismo, más muerte.

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