Rey de bastos, secreta policía,
fuerza bruta, cazurro, campesino,
falo, tahúr, y el estupro que vino
en el papel y el choque del tranvía.
Rey de espadas, ¡oh, rey de infantería!,
rey sargento sin uso palatino,
¡y sin constitución! Yo te adivino
en la Plaza de Oriente: tricromía.
Rey de copas en mangas de camisa,
tú proclamas los versos a la brisa
de mis ralos cabellos otoñales.
Rey de oros. Mi rey. Mondo y lirondo,
rubio, calvo, y jovial. Ojo redondo:
¡dórame tibiamente mis cristales!
Dámaso Alonso (Madrid, 1898-1990)