China posee el mayor sistema educativo del mundo, centralizado y financiado por el Estado. Desde la infancia hasta el doctorado, la educación se articula en niveles bien definidos y está fuertemente orientada al control ideológico. Con el liderazgo de Xi Jinping, la digitalización total del sistema —mediante IA y plataformas propias— es una prioridad estatal. Esta estrategia refuerza la cohesión nacional y la influencia internacional, compitiendo con EE. UU. y Europa en normas globales. Frente a modelos liberales o desregulados, China propone un enfoque soberanista y centralizado, integrando educación, tecnología y política bajo un proyecto de modernización socialista.

China posee el sistema educativo más grande del mundo. Actualmente, en la era digital, a diferencia de EEUU o la UE, posee un control estatal desde la base a la cúspide del sistema: Educación Infantil 1-3 no obligatoria (You’er jiao yu), Primaria (Xue qian you er ban) 5-11 años obligatoria (Chu deng jiao yu), Secundaria (Zhong jiao yu) y Enseñanza Superior (Gao deng jiao yu) que abarca: Licenciatura (Ben ke) 4 años, Maestría (Shuo shi) 3 años y Doctorado (Bo shi) 3 años. La educación es pública y está financiada por el Estado, asegurando la gratuidad en la primaria y “secundaria básica”, pues la “secundaria superior”, que va de los 15 a los 18 años, no es obligatoria y los alumnos pueden optar entre seguir un currículo académico o profesional. Igualmente, las instituciones de educación superior reciben apoyo financiero y están ampliamente dotadas de becas, ayudas y préstamos. Las inversiones en construcción y mantenimiento de infraestructuras educativas, como escuelas, bibliotecas, laboratorios, etc., corren a cuenta del Estado.
Aunque el país está dividido administrativamente[1] en 4 Municipalidades (ciudades-región administrativa): Pekín, Shanghái, Chongqing y Tianjin), 23 provincias, 5 regiones autónomas (entre ellas, Tibet y Mongolia Interior) y dos regiones administrativas especiales: Hong Kong y Macao, las directrices del sistema están centralizadas. Incluso en pleno auge de globalización, China ha desarrollado mecanismos nacionales de control sobre los procesos de digitalización de la enseñanza de modo que la digitalización del sistema educativo, a todos los niveles, se ha convertido en la columna vertebral del desarrollo chino desde el giro de Xijin Pin.
Tal como afirma López Nadal[2], el lema “un país, dos sistemas” ha quedado amortiguado por el actual presidente al marcar una política exterior más asertiva con respecto a EEUU y a Occidente. El nuevo lema nacionalista “China, el gran país” es motivo de cohesión interna y concentra el esfuerzo no sólo en el exterior, sino en hacer de las instituciones el eje del progreso interno. Por un lado hacia el exterior, en lo que a normativa de estandarización se refiere (también en educación), con la iniciativa “Made in China 2025” de 2016 (Plan Quinquenal 2016-2021), China ha aumentado ostensiblemente su presencia en los organismos de estandarización, también en el sector servicios. Aunque a raíz del primer gobierno Trump, se distanció de la regulación normativa ISO en los aspectos de digitalización y tecnologías digitales para asentar su propia área de influencia, sigue estando presente y se inspira en sus modelos.
Con la pandemia, aumentó la conectividad y se desarrollaron vertiginosamente las plataformas digitales[3]. Con ello se incrementó la exigencia de interoperabilidad. La Unión Europea reaccionó armonizando dichas plataformas de servicios mediante la Norma ISO. Mientras que EE. UU quedó rezagado al reaccionar parcialmente y de forma fragmentada. Por su parte, China lanzó un programa de digitalización total del sistema educativo. Y siguió tratando de influir en la normativa internacional ISO y extendiendo su modelo alternativo por las zonas de influencia en Indopacífico.
La “Conferencia Mundial de Educación Digital 2025”[4], celebrada en Wuhan[5] en el pasado mes de mayo (2025) a instancias del Ministerio de Educación, con la aprobación del Consejo de Estado y la participación de la Comisión Nacional para la UNESCO y el gobierno de la provincia de Hubei, supone una puesta al día de esta estrategia estatal de desarrollo de las tecnologías digitales en conjunción con el sistema educativo y su extensión en la RED.
De hecho, el plan nacional actual “Educación Inteligente 2030” está llevando a cabo una digitalización total del ecosistema educativo en un país que, aparte del desarrollo tecnológico descomunal en IA, plataformas digitales y análisis masivo de datos, posee un control exhaustivo sobre la RED. Y esto —pese a su esclerosis antidemocrática— supone una fortaleza frente a la dependencia del sistema educativo, por ejemplo en Europa, de las grandes tecnológicas (pensemos en la influencia de las redes sociales, que también inciden en la educación).
La clave de este proceso de digitalización de la enseñanza china reside en su carácter estatal, el control ideológico bajo el proyecto político conocido como “modernización socialista con características chinas”, y el intento de influir en los modelos de estandarización apoyándose en el área de influencia china y en el hueco dejado por EEUU con su política de “America First”. En este sentido, la ocupación de ese hueco entra en competencia con Europa, potencia que sigue ejerciendo un liderazgo en la normativa ISO, sobre todo en aspectos claves como los comités éticos de estandarización. Hay que tener en cuenta que la estandarización define los modelos de organización y de procesos internos a las instituciones y los servicios, también el de educación. Naturalmente con el giro de Trump se ha producido cierta polarización y, en el caso de los organismos internacionales normativos implicados en educación, cierta ausencia de EEUU. Que si bien no ha abandonado la UNESCO y la NORMA ISO[6], sí ha dejado el campo libre a la competencia china y europea.
Las instituciones europeas, todavía, siguen manteniendo el vínculo entre tecnología, política y sociedad en el juego de la libre competencia de las empresas privadas. Y aunque es evidente que pierden cada vez más protagonismo en la digitosfera educativa frente a los intereses de las grandes tecnológicas, aún conservan el control de las instituciones de enseñanza.
Por su parte, la estrategia de la “Modernización socialista con características chinas”, pese a su sesgo ideológico, que corresponde a la política de Xi Jing Ping de resolver la tensión entre interés privado y público limitando el lema de Deng Xiao Ping, otorga a la enseñanza la ventaja de mantener las características de un “sistema” centralizado. Así, la inclusión del sistema educativo en la digitosfera no responde simplemente al desarrollo tecnológico y a la iniciativa privada, sino a la construcción de un modelo de modernización controlado y dirigido por el Partido Comunista[7]. En el ámbito educativo, esto se traduce en el despliegue masivo de tecnologías inteligentes —como plataformas de aprendizaje personalizadas mediante IA— siempre con filtro ideológico más o menos explícito, pero con programas que se despliegan a través de los distintos niveles de las administraciones y no desde los fluctuantes intereses económicos de las grandes empresas.
La investigación e innovación digital se pone al servicio del desarrollo nacional, la estabilidad y el control político. Pues la IA educativa china no sólo evalúa el rendimiento académico, sino los indicadores de “motivación patriótica”[8], conducta disciplinaria o afinidad moral con los valores del partido. El contenido curricular digital está igualmente centralizado y censurado, e incluye elementos épicos de la historia de China promovidos por el “Pensamiento de Xi Jinping” desde los primeros niveles escolares. Pero, también, se está llevando a cabo una modernización de la metodología, incluyendo actividades prácticas, trabajo en equipo y la enseñanza basada en proyectos, así como una mayor atención a la resolución de problemas y la toma de decisiones. Se está fomentando una política de equidad e integración de las minorías (se contempla por primera vez las lenguas minoritarias), se ha flexibilizado el sistema de entrada a la Universidad (el exámen Gaokao) para hacerlo más equitativo, se invierte en áreas rurales para equilibrar el sistema y disminuir la distancia campo ciudad en educación, promoción de la educación técnica y profesional, etc.
En cuanto a la incidencia de la digitalización en la RED, hay que señalar que el Estado ejerce un control exhaustivo sobre la gobernanza de plataformas digitales. Por ejemplo, puede acceder a los algoritmos, datos y contenido de las aplicaciones educativas. Además posee sus propias plataformas como la “Plataforma Nacional de Recursos Educativos Inteligentes” (con más de 160 millones de usuarios en más de 100 países) o la “National Online Cloud Classroom”[9]. Todas ellas, en todas sus fases y elementos, caminan en la misma dirección: reforzar los objetivos centrales del Estado: desarrollo tecnológico, unidad cultural, patriotismo y vigilancia preventiva. Por su parte, las plataformas privadas como Baidu, Tencent, Alibaba o Byte Dance, que se han introducido en el mercado de la educación, están obligadas a alinear sus desarrollos con las prioridades ideológicas del gobierno y ceder acceso a sus infraestructuras cuando sea requerido.
El modelo europeo, por contra, responde a una lógica liberal-democrática, donde la modernización tecnológica camina de la mano de las empresas privadas y sus intereses, aunque en un marco normativo más riguroso con la privacidad y privilegiando al usuario en tanto consumidor. El marco normativo europeo remite al Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), que establece altos estándares de privacidad, interoperabilidad y consentimiento informado, al menos teóricamente. Aunque, de hecho, las plataformas educativas radicadas en Europa se desarrollan en un ecosistema mixto donde la iniciativa privada va ganando terreno. Si bien es cierto que, hasta ahora, dicha iniciativa deja cierto protagonismo a las instituciones educativas y a los entes reguladores en la promoción y en el respeto a los principios de pluralismo, libertad pedagógica y transparencia.
Si nos fijamos en la entrada de los sistemas educativos en la RED, observamos que existen tres visiones contrapuestas de la educación en el foro global de normalización: una visión “desregulada y de innovación rápida” por parte de EE. UU., una más “precautoria y ética” de la Unión Europea (puesta en jaque por la ultraderecha) y otra centralizada y soberanista de China. Visiones que proyectan distintos horizontes de sesgo político, en el sentido de la polis, de la colectividad humana organizada Tres visiones de presente y futuro sobre los instrumentos globales que inciden directamente sobre el diseño y el funcionamiento de los sistemas educativos. Nuestro país se encuentra en la órbita europea, pero, al igual que en otros países de nuestro entorno, ante el poder económico del cibermedio, cabe preguntarse ¿qué control ético y de calidad se exige y se podrá seguir exigiendo desde las instituciones a los servicios en línea y a las plataformas implicadas en la enseñanza a todos los niveles? ¿Cómo pensar la transmisión de valores sin la necesaria presencia humana directa? ¿Cómo salvar el casi inevitable individualismo que genera la confrontación con la red, sin contacto directo humano? ¿El profesor pasa a ser un mero “transmisor de conocimientos” como lo es una fuente objetiva y neutra? ¿Qué control democrático se establece para los estándares de valoración, homologación y estandarización de contenidos educativos en la RED? ¿Desde dónde se marcan las prioridades en las enseñanzas online? Estas son cuestiones, aparentemente técnicas, que modulan los sistemas educativos afectando a los procesos y también a sus resultados. Máxime cuando el proceso de privatización[10] parece ir en aumento, sobre todo en la enseñanza superior, en matrícula, oferta académica y presencia institucional, mientras que las universidades públicas se enfrentan a una infrafinanciación y a una demanda en declive por carencia de medios.
[1] https://www.educacionfpydeportes.gob.es/china/estudiar/en-china.html
[2] Indopacífico, obra de especial interés para la influencia china en la región de Indopacífico a todos los niveles del embajador de España en Tailandia J.M. López Nadal.
[3]“En junio de 2020, China alcanzó los 380 millones de usuarios de educación online, experimentando un crecimiento espectacular en comparación con la cifra de 232 millones de usuarios en 2019” El mercado de la educación online en China Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en Pekín.
https://www.icex.es/content/dam/es/icex/oficinas/094/documentos/2022/11/documentos-anexos/DOC2020866360.pdf Contiene un análisis pormenorizado de la estructura educativa china.
[4] http://www.moe.gov.cn/fbh/live/2025/56916/
[5] Wuhan fue la ciudad dónde, teóricamente, se inició la pandemia.
[6] Durante el gobierno anterior de Trump frenó el impulso hacia la participación activa en foros como el relativo a la interoperabilidad de recursos educativos (ISO/IEC 29187-1) o tecnologías del aprendizaje (ISO/IEC JTC 1/SC 36)
[7] Ver el Esquema del Plan para la Construcción de una Nación Poderosa a través de la Educación (2024-2035) http://www.moe.gov.cn/fbh/live/2025/56784/
[8] Ver artículo 9 de http://es.moe.gov.cn/about_MOE/what_we_do/202010/t20201010_493783.html
[10] El País, El auge del empleo en educación: la formación privada dispara un 30% los ocupados en el sector 19/05/2025 https://elpais.com/economia/2025-05-19/el-auge-del-empleo-en-educacion-la-formacion-privada-dispara-un-30-los-ocupados-en-el-sector.html