La velocidad de transmisión en la red, la reducción de la latencia y la computación se han convertido en campo de batalla de las grandes tecnológicas, también en el espacio. Tras haber conseguido una tecnología capaz de enlazar los Big Data y la IA, se han lanzado a la conquista de la transmisión por tierra, mar y aire. En tierra con la creación de los Data Center, en el mar con la optimización del cableado submarino y en el espacio mediante haps, satélites GEO, MEO y LEO. Y en ello están Meta, SpaceX (Starlink), Amazon, Telefónica, China Mobile, etc. que ensayan e invierten ingentes cantidades, mientras Europa intenta conseguir alguna meta eventual en esa carrera. Y todos miran al horizonte de la computación cuántica. Los Estados Europeos deben tomar nota del camino que está tomando no EEUU , sino del interés que mueve a las grandes compañías que se han adueñado de su administración, de la mayoría de sus Estados y de su territorio.

Infraestructuras
Si salimos de casa, sabemos que a los 30 o 50 metros perdemos la señal del móvil y tenemos que recurrir a los “datos”, es decir, a las transmisiones por redes celulares terrestres o por aire. Si miramos Youtube, Facebook o la red X, vemos contenidos que se viralizan y otros que difícilmente o incluso ni siquiera aparecen. Y es que no sólo es importante el contenido, el qué de lo que aparece en la red. Tanto o más es el cómo se realiza la transmisión. Sólo deteniéndose en ese cómo podremos valorar la irrespirable atmósfera de banalización y engaño sistemático e intencionado actual. ¿Quién dispone los medios y cómo?
Las redes sociales necesitan plataformas, esto es, ecosistemas completos que combinan servidores, software, redes y servicios con funcionalidades específicas. De modo que la plataforma conecta a personas, empresas y máquinas, y está diseñada para facilitar transacciones, colaboración y acceso a contenidos. Sus componentes esenciales son: la interfaz de usuario, es decir, la capa visible desde la que opera el usuario; la base de datos y almacenamiento, el motor de procesamiento que gestiona las funciones principales, y el ecosistema de participantes; usuarios, creadores de contenidos, desarrolladores y anunciantes.
Por otro lado, las plataformas necesitan a su vez servidores que son infraestructuras tecnológicas que facilitan la interacción entre usuarios y/o aplicaciones a través de internet. De modo que sirven de base física al espacio de intercambio de información, bienes, servicios o de los tipos básicos de experiencia inmersiva existentes: la Realidad virtual (RV), la Realidad aumentada (RA) y la Realidad mixta (RM).
Ahora bien, desde que surgió la posibilidad de combinar los Big Data con la IA, los servidores tienden a convertirse en Data Center, es decir, en servidores provistos de IA con soporte e infraestructura capaces de soportar los Big Data. Y ello requiere una gran cantidad de consumo energético y de agua.
Parámetros en la transmisión
Pero tan importante como esta infraestructura para procesar, almacenar y gestionar datos, es el proceso de transmisión. Los frentes de desarrollo tecnológico para el dominio de la transmisión en la RED se pueden resumir en 1) la infraestructura terrestre (fibra óptica, 5G, antenas, 6G en experimentación) cuyo dominio lo tienen las grandes empresas de telecomunicaciones (Telefónica, MasOrange, Vodafone, Huawei Technologies Co., Ericsson, Nokia Corporation, etc.)[1]. 2) Los cables submarinos, antes controlados por grandes tecnológicas y gobiernos y actualmente en gran medida por Google, Meta, Amazon, y Microsoft. Asunto no menor, pues el mayor flujo de internet circula por estos cables. Son más veloces que los satélites y poseen una menor latencia. Por esta razón se usan para comunicaciones en tiempo real, videoconferencias, transacciones financieras y servicios en la nube. Los cables submarinos más importantes son: Marea (Microsoft, Meta, Telefónica) que conecta España y EEUU; 2Africa (Meta, China Mobile, Vodafone) que conectará 33 países en África; Equiano (Google) que conecta Portugal y Sudáfrica, y SEA-ME-WE6 que conecta Asia, Medio Oriente y Europa[2].
Y por otra parte, 3) en el aire los satélites y redes espaciales, que se hallan en plena expansión con Starlink (empresa subsidiaria de SpaceX de Elon Musk), Guowang (una constelación china de LEOs con más de 12000 satélites), One Web, Kuiper y la red europea IRIS. Si bien la distribución cuántica por claves ―que revolucionará el panorama― está en experimentación y bajo el dominio chino[3].
Aunque cada Gigante tecnológico posee sus propios parámetros y sus valoraciones, en general puede considerarse como parámetros importantes para valorar la transmisión la “cobertura”, la “conectividad”, la “velocidad”, la “latencia”, el “grado de autonomía”, la versatilidad para la “admisión de aplicaciones” y la “capacidad de integración de la computación». Pues bien, si aún estamos bajo el paraguas de nuestra wifi (que llega a través de cable óptico) o si disponemos de un sistema 5G la velocidad sería de 10 Gb por segundo, y la latencia de 1-10 milisegundos. Esto último quiere decir que el cable en un sistema 5G puede procesar y enviar cada paquete de datos en 1 a 10 milisegundos. Aquí ninguna fracción ni tramo son despreciables, pues 1ms puede significar, por ejemplo, ganar o perder en bolsa miles de millones.
La cobertura como alguna vez habrán podido comprobar es global, pero hay algunas zonas escapan y puede decaer la señal (al parecer no sucederá con el 6G). En zonas donde esto ocurre se tiene que recurrir a los satélites LEO, como en el caso de zonas devastadas como en la guerra de Ucrania. Por otro lado, la conectividad se realiza mediante terminales, y sólo directamente al cuerpo en algunos casos relativos a la salud o al bienestar. Mientras que el sistema 6G tenderá a ser directo al cuerpo; ya sea mediante ropas, relojes, lentillas, implantes, incluso al cerebro etc. Actualmente, incluso a través del 5G, la autonomía de las redes pese a sus mejoras es parcial, pero con el 6G, las redes serán completamente autónomas mediante la IA.
Por otra parte, las aplicaciones que actualmente pueden operar en una red son las que todos tenemos en los móviles o en el ordenador, más aquellas otras menos frecuentes como la realidad aumentada (AR), la realidad virtual (VR), los IoT, es decir las conecciones de máquina a máquina. Sin embargo, hasta el momento, ni el modo terrestre ni el subacuático ni el aéreo disponen de capacidad para integrar la computación cuántica.[4]
La transmisión aérea
Los medios aéreos son importantes para cubrir largas distancias, aunque no siempre garantizan el ancho de banda y la estabilidad en la transmisión de datos. Y es sobre todo en el espacio donde se lucha por el dominio, y no digamos si hablamos de transmisión cuántica. ¿Por qué? Una de las razones es la seguridad frente a cualquier sabotaje. Por ejemplo, se intenta que los satélites LEO no tengan necesidad de base terrestre. Además existen otras características interesantes para controlar no sólo el flujo, sino la calidad, la prioridad en ese flujo e incluso el contenido. Dicho de otro modo, se puede controlar qué tipo de datos se aceleran, se ralentizan, se descartan o se viralizan también desde el aire o usando los bordes de la red. Esto a nivel de la comunicación geopolítica es de vital importancia. Para analizar en qué medida lo es, hay que detenerse en los distintos intermediarios aéreos.
Como reseñables, existen los satélites y las HAPS. Las plataformas aéreas, las HAPS (High Altitude Platform Stations), son artefactos móviles aéreos dotados de un sistema de energía (a veces paneles solares), antenas, sensores y control de vuelo autónomo. Pueden adquirir la forma de globos estratosféricos como el Project Loon de Google, aeronaves no tripuladas como el avión solar Airbus Zephyr, o aeronaves tripuladas a gran altitud como la Lockheed U.2. El campo de cobertura eficiente es de unos 100.000 Km2, casi como un LEO (se explica más abajo), pero su ventaja es enorme. Se cree que desarrollarán un papel fundamental en el 6G, pues tienen mayor cobertura, no necesitan torres de telecomunicaciones en tierra y, aunque con menor campo de acción, tienen más baja latencia que los satélites, soportan todo tipo de tecnologías; hologramas, Iot masivo e incluso ―y quizá lo más interesante― comunicaciones cuánticas. Grandes empresas como SoftBank y Airbus investigan y experimentan esta tecnología, que ha sido considerada por el Foro Económico Internacional como una de las tecnologías emergentes más importantes. [5]
El otro gran grupo aéreo son los satélites. Entre los satélites, los hay de máxima capacidad, que llegan a cubrir hasta medio globo terráqueo, son los satélites GEO. Es el caso del último satélite lanzado en Europa con una importante participación española, el SpainSat NG I[6]. Un satélite militar al que acompañará otro posiblemente en octubre de este año, el SpainSat NG II, entrambos cubrirán las ¾ partes de la Tierra. Estos satélites (Hispasat, Eutelsat, Astra,etc.) navegan a más de 36000 Km de la Tierra, por lo que su periodo de latencia es muy alto. Tardan más de 500 milisegundos en procesar y reenviar el paquete de datos. Lógicamente poseen menor eficiencia en la transmisión en tiempo real, por esta razón se emplean para transmitir datos e imágenes sin alta resolución, dado el tiempo de latencia. La televisión y las comunicaciones globales son ejemplos.
Existen otros satélites a menor altura, de 2000 a unos 30000 Km., los MEO (Medium Earth Orbit), cuya latencia es menor, 100-150 ms., y tienen cobertura global-regional, esto significa que se necesitan bastantes de ellos para cubrir amplias zonas. Ofrecen cobertura a aviones y cruceros y su velocidad de transmisión es alta. Los más conocidos son la red de satélites Gps y Galileo, imprescindibles para la geolocalización. Estos satélites se pueden combinar con redes híbridas (cable óptico, 5G, etc.).
Pero los que ofrecen más operatividad en el control de la transmisión son los que orbitan en cotas más bajas, en torno a 300 hasta 2000 Km. Se trata de los satélites LEO (Low Earth Orbit). Son satélites de muy baja latencia, es decir que procesan y reenvían rápidamente los paquetes de datos e imágenes, de 20 a 50 ms. Necesitan una constelación alta de satélites en que apoyarse para la transmisión y su velocidad es muy alta, hasta 1 Gb por segundo para cada usuario. De modo que son muy eficientes para la transmisión en tiempo real. Ofrecen además internet de alta velocidad en zonas sin fibra y pueden recanalizar los datos cuando falta la fibra. Por esta razón se emplean cuando la transmisión requiere una seguridad alta como en operaciones militares.
Para que nos hagamos una idea de quién domina las comunicaciones, todos los Estados europeos en conjunto poseen de 20 a 30 satélites sumando los operados por la Agencia ESpacial Europea (ESA: Copernicus, Swarm, SMOS, CryoSat-2, etc.) y los de la organización Europea para la Explotación de Satélites Meteorológicos (EUMETSAT). Y está en fase de proyecto el lanzamiento de unos 300 satélites LEO formando la red IRIS (Infraestructura para la Resiliencia, la Interconectividad y la Seguridad).[7] Frente a esta disponibilidad ―según Ars Technica, una revista especializada que sigue la trayectoria de Starlink― Elon Musk ha conseguido crear SpaceX como “un sólido negocio de Internet espacial con terminales terrestres asequibles, sofisticados puntos de acceso en todo el mundo, más de 7.000 satélites en órbita y un negocio de lanzamiento reutilizable para dar servicio a la red. Se avecinan nuevas tecnologías, con satélites V3 más grandes en el horizonte (que se lanzarán con el vehículo Starship de SpaceX) y la promesa de una conectividad a Internet directa a las células que evita la necesidad de una terminal terrestre”[8]. Por su parte, la agencia china Xinhua comunicaba que “China concede gran importancia al desarrollo coordinado de los satélites GEO, MEO y LEO para construir una red integrada de información espacio-Tierra” y que “China ha planeado tres «constelaciones de diez mil estrellas», siendo la constelación SpaceSail una de ellas. Las otras dos son la constelación GW, que pretende crear una constelación de 13.000 satélites, y la constelación Honghu-3, que prevé lanzar 10.000 satélites a lo largo de 160 planos orbitales”[9]. La empresa SpaceSail, apoyada por el gobierno chino, busca competir con la Starlink de Elon Musk.
Circulación y manipulación de los paquetes de datos
Los paquetes de datos para circular, antes deben ser clasificados, marcados, regulados en su tráfico, ajustados a las reglas en interfaces de redes y monitorizados y ajustados según rendimiento. La clasificación y el marcado de paquetes en su encabezado se realiza antes de enviarlos al satélite aplicando la política de calidad de servicio QoS (Quality of Service), es decir el ancho de banda, la priorización del tráfico,etc., se realiza normalmente en las estaciones de tierra del proveedor satelital (Gateways Terrestres), aunque en ocasiones, como en el caso de los satélites Starlink de X-Space de Elon Musk, la empresa subsidiaria que cubre la guerra de Ucrania[10], estas políticas de gestión de tráfico se aplican en la nube.
Las reglas QoS (Quality of Service), suelen usar un conjunto de tecnologías (shaping & policing) que permiten el control de banda ancha y priorizar el tráfico de datos en sus backbones terrestres (las autopistas de la red, su columna vertebral) y Data Centers para asegurar que cierto tipo de tráfico tenga mayor rendimiento, velocidad, prioridad, etc.
¿Cómo pueden ser manipulados estos paquetes de datos? Normalmente, antes de enviar datos al satélite, son en las estaciones de tierra del proveedor satelital (Gateways Terrestres) donde se colocan los encabezados que identifican, clasifican y marcan. Así, los routers y los switches saben qué tratamiento darles. Pero también las redes inteligentes, si disponen de MPLS (Multiprotocol Label Switching), pueden discernir ―gracias al etiquetado― qué tipo de imágenes o contenidos multimedia tienen prioridad. Esto se logra mediante una combinación de técnicas, asistidas por la IA, que inspeccionan los paquetes, el etiquetado y la gestión de colas (la prioridad en el flujo). Naturalmente esto responde a cierta política de programación de las empresas de la RED ―básicamente proveedores de internet (ISP) y operadores de red― de modo que aunque existan normas en algunos países sobre la neutralidad en la red, se hace patente la discriminación del tráfico y la prioridad de algunos servicios frente a otros, dado que cada vez escapan más al control público. Un modo de control de contenidos es mediante la tecnología de almacenamiento en la memoria caché de la red. Por ejemplo, una red gubernamental puede almacenar imágenes y priorizar imágenes de infraestructura de seguridad sobre otras de entretenimiento. Aunque también una gran empresa podría favorecer el proceso inverso.
Entonces, ¿quiénes pueden actuar a este nivel? Los proveedores de internet (ISP) como SpaceX (Starlink), HughesNet, Movistar, Vodafone; empresas de telecomunicaciones como AT & T, Telefónica, China Mobile; grandes plataformas de contenido como Netflix, Google, Meta o Amazon, y por último, gobiernos y reguladores (legislación internacional o nacional, organismos de normalización como ISO, etc.) que pueden influir o no en hacer respetar las reglas sobre neutralidad de la red o permitir modelos de priorización de tráfico.
Con la tecnología de distribución de datos CDN (Content Delivery Network) se consigue una distribución del contenido más rápidamente. Con esta tecnología se puede almacenar contenido estático (imágenes, videos, archivos) en múltiples servidores (lo más cerca del receptor) para conseguir mayor rapidez. Por ejemplo, Netflix usa CDNs para que los usuarios de Europa vean vídeos desde un servidor cercano y no tengan que esperar la transmisión desde EEUU. Con la tecnología Edge Computing (Computación en el borde) se consigue procesar los datos en tiempo real en el borde de la red, es decir lo más cerca del receptor. Además, esta última tecnología puede analizar imágenes en tiempo real sin enviarlas a un centro de datos lejano, por ejemplo, se pueden procesar imágenes en una fábrica, empresa o institución, sin enviarlas a la nube.
Así, las redes pueden usar servidores de almacenamiento en caché[11] (CDN) o procesamiento en el borde de la red (Edge Computing) para reducir la latencia de ciertas imágenes. La diferencia es que CDN almacena contenidos estáticos y de manera permanente, y Edge Computing lo hace temporalmente para procesarlos en tiempo real. Por ejemplo, si alguien conduce un coche autónomo usará Edge Computing, pues analiza el entorno de imágenes sin necesidad de enviarlas y recibirlas de la nube. Pero si se desea que un vídeo sea visto rápidamente en todo el mundo se usa tecnología CDN. Otro ejemplo lo ofrece Netflix, que usa CDNs para la entrega de contenidos multimedia (estáticos) rápidamente. Ambas tecnologías se pueden combinar para optimizar el rendimiento―pongamos por caso― aplicaciones multimedia.
Mediante el ya citado almacenamiento y priorización de imágenes en Edge Computing, los “algoritmos de moderación” con IA y Machine Learning, es decir, mediante redes neuronales aprenden con IA a analizar imágenes sin necesidad de enviarlas a servidores centrales, consiguiendo prioridad y ventaja. Esta “moderación” puede realizarse físicamente en los servidores de la empresa, en la red mediante Edge Computing, CDN y 5G, o en la nube a través de los centros de datos (Data Center).
Los contenidos de odio se pueden promover en una red social centralizada mediante la tecnología de “priorización de Contenido basado en interacciones» (como en Platform X). Se trata de manipular los paquetes de datos e imágenes que circulan a partir del compromiso (engagement) y la interacción de los usuarios. Además, una red social puede analizar imágenes en tiempo real en nodos distribuidos antes de decidir si se bloquean, se eliminan o se priorizan. Por ejemplo, Meta (Facebook, Instagram) usaba IA para detectar contenidos violentos o racistas antes de su publicación. Tik-Tok también ha sido criticado por permitir contenidos violentos dado su alto grado de compromiso (engagement). Con la llegada de Trump, Zuckerberg sigue los pasos de Plaform X de Elon Musk y suprime estos controles. Él mismo declaró que era hora de «volver a nuestras raíces en torno a la libertad de expresión»[12]. Esa “libertad” Trump-Ayuso es una ironía que no deja de tener conexión con el saludo histriónico de Elon Musk tras su acomodo en el Despacho Oval. Sus intenciones de generar modelos de negocios en la RED a partir de la fusión de datos (sanitarios, educativos, comerciales, etc., de los usuarios) aumenta la sospecha de la intervención y supervisión con herramientas de IA del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) creado por Trump y con el que Elon Musk[13] inspeccionará toda la administración pública estadounidense. Por otra parte, su explícito apoyo a la ultraderecha mundial no parece quedar en un mero gesto según muestra un estudio de la universidad de California[14], pues los mensajes de odio aumentaron en la red X un 50% desde que la adquirió Elon Musk. El procedimiento que usa la Plataforma X se apoya en algoritmos de aprendizaje automático para mostrar qué contenido mostrar a cada usuario en función de “métricas de engagement” y algunas otras variables internas, aparte de las revisiones manuales y políticas de moderación.[15] Los Estados europeos deben tomar nota del camino que está tomando no EEUU , sino las grandes compañías que se han adueñado de su administración, de la mayoría de sus Estados y de su territorio virtual.
[1] https://www.owirecable.com/es/news/2024-top-5-largest-companies-that-manufacture-fiber-optic-cable
[2] https://www.stackscale.com/es/blog/cables-submarinos
[3] En uno de los blog de divulgación científica más prestigiosos “Naukas” hay un interesante artículo sobre el tema de Francisco R. Villatoro:https://francis.naukas.com/2020/06/17/el-satelite-chino-mozi-logra-un-nuevo-record-la-distribucion-cuantica-de-claves-a-1120-km/
[4] La computación cuántica, basada en la física cuántica, tiene como unidad básica el qubit que, a diferencia del bit (0,1), puede existir una superposición de estados, de modo que puede representar simultáneamente 0 y 1 en diferentes proporciones. Capacidad que permite en teoría que un conjunto de qubit pueda procesar una cantidad exponencialmente mayor de información que los bits clásicos.
[5] World Economic Forum, en “Cómo afectarán al mundo las 10 tecnologías emergentes más importantes de 2024”, 3 jul. 2024.
[6] La cápsula que transportaba el satélite era de la empresa Starlink, de Space-X de Elon Musk.[7]https://www.esa.int/Newsroom/Press_Releases/La_ESA_apoyara_el_desarrollo_del_sistema_de_conectividad_segura_por_satelite_de_la_UE
[8] https://arstechnica.com/space/2025/02/starlink-profit-growing-rapidly-as-it-faces-a-moment-of-promise-and-peril/
[9]https://english.news.cn/20240808/ef7d1b62fbfb4ea192f7433447a26499/c.html
[10] El País, 8 nov 2024. Interesante el artículo de Miguel Jiménez, “Trump puso al teléfono a Elon Musk en la primera llamada con Zelenski tras ganar las elecciones”
[11] Memoria caché en una red es un mecanismo de almacenamiento temporal (solicitudes frecuentes, datos, archivos, respuestas) para acelerar la circulación y aliviar la carga de la red. Así si se pide la misma información tardará menos.
[12] https://www.bbc.com/mundo/articles/clyjlp66q2po
[13] https://www.huffingtonpost.es/global/donald-trumpfirma-decreto-le-otorga-mas-elon-musk-acelere-recortes-administracion.html
[14] https://sciencemediacentre.es/los-discursos-de-odio-han-aumentado-un-50-en-la-red-social-x-tras-su-compra-por-elon-musk
[15] https://www.nytimes.com/es/2023/11/05/espanol/twitter-x-elon-musk.html