Soneto XVII

Garcilaso de la Vega

Pensando que el camino iba derecho,
vine a parar en tanta desventura
que imaginar no puedo, aun con locura,
algo de que esté un rato satisfecho.

El ancho campo me parece estrecho,
la noche clara para mí es escura,
la dulce compañía amarga y dura
y duro campo de batalla el lecho.

Del sueño, si hay alguno, aquella parte
sola que es ser imagen de la muerte
se aviene con el alma fatigada.

En fin que, como quiera, estoy de arte
que juzgo ya por hora menos fuerte,
aunque en ella me vi, la que es pasada.


Garcilaso de la Vega (Toledo, 1491/1503​​-Niza, 1536)

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