el nardo que, eminente
primer rey escogido, ser pudiera
cetro galán del pueblo de las flores,
Pedro Soto de Rojas
No pudo ser galán esa mañana.
Supo tronchados nardos y locura.
Despoblado su cetro de aventura,
tiró su corazón por la ventana.
No pudo ser galán. De porcelana
debiera tener ella el alma pura
para exigir jardines en la oscura
noche del alma bajo la sotana.
No pudo ser. Ni casa ni quimera
ni aquel orden soñado darle quiso
el cielo al que la tierra pareciera.
No pudo su razón ponerle piso
y en la portada de su madriguera
dejóle mascarón por paraíso.
Javier Egea (Granada 1952-1999)