Don Rodrigo

Leandro Fernández de Moratín

    Cesa en la octava noche el ronco estruendo
    de la sangrienta militar porfía;
    el campo godo destrozado ardía
    con llama que descubre estrago horrendo.

    Rodrigo en tanto, su peligro viendo,
    por ignorada senda se desvía
    y, muerto Orelio, entre la sombra fría
    herido y débil se acelera huyendo.

    En vano el Lete con raudal undoso
    el paso estorba al príncipe, a quien ciega
    de cadena o suplicio el justo espanto.

    Surca las aguas, cede al poderoso
    ímpetu, expira el infeliz y entrega
    el cuerpo al fondo, a la corriente el manto.


    Leandro Fernández de Moratín (Madrid, 1760-París, 1828)

    Comparte

    Deja un comentario

    Olvidos de Granada
    Resumen de privacidad

    Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.