Soneto500

    Tengo estos huesos hechos a las penas

    Tengo estos huesos hechos a las penas
    y a las cavilaciones estas sienes:
    pena que vas, cavilación que vienes
    como el mar de la playa a las arenas.

    Como el mar de la playa a las arenas,
    voy en este naufragio de vaivenes
    por una noche oscura de sartenes
    redondas, pobres, tristes y morenas.

    Nadie me salvará de este naufragio
    si no es tu amor, la tabla que procuro,
    si no es tu voz, el norte que pretendo.

    Eludiendo por eso el mal presagio
    de que ni en ti siquiera habré seguro,
    voy entre pena y pena sonriendo.


    Miguel Hernández (Orihuela, 1910-Alicante, 1942). El rayo que no cesa.

    Buenos Aires I

    Antes yo te buscaba en tus confines
    que lindan con la tarde y la llanura
    y en la verja que guarda una frescura
    antigua de cedrones y jazmines.

    En la memoria de Palermo estabas,
    en su mitología de un pasado
    de baraja y puñal y en el dorado
    bronce de la inútiles aldabas,

    con su mano y sortija. Te sentía
    en los patios del Sur y en la creciente
    sombra que desdibuja lentamente

    su larga recta, al declinar el día.
    Ahora estás en mí. Eres mi vaga
    suerte, esas cosas que la muerte apaga.


    Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899 -Ginebra, 1986). El otro, el mismo (1964)

    Buenos Aires II

    Y la ciudad, ahora, es como un plano
    De mis humillaciones y fracasos;
    Desde esa puerta he visto los ocasos
    Y ante ese mármol he aguardado en vano.

    Aquí el incierto ayer y el hoy distinto
    Me han deparado los comunes casos
    De toda suerte humana; aquí mis pasos
    Tejen su incalculable laberinto.

    Aquí la tarde cenicienta espera
    El fruto que le debe la mañana;
    Aquí mi sombra en la no menos vana

    Sombra final se perderá, ligera.
    No nos une el amor sino el espanto;
    Será por eso que la quiero tanto.


    Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899 -Ginebra, 1986). El otro, el mismo (1964)

    Una música oscura, temblorosa…

    Una música oscura, temblorosa,
    cruzada de relámpagos y trinos,
    de maléficos hálitos, divinos,
    del negro lirio y de la ebúrnea rosa.

    Una página helada, que no osa
    copiar la faz de inconciliables sinos.
    Un nudo de silencios vespertinos
    y una duda en su órbita espinosa.

    Sé que se llamó amor. No he olvidado,
    tampoco, que seráficas legiones,
    hacen pasar las hojas de la historia.

    Teje tu tela en el laurel dorado,
    mientras oyes zumbar los corazones,
    y bebe el néctar fiel de tu memoria.


    Rosa Chacel (Valladolid, 1898-Madrid, 1994)

    Desmayarse, atreverse…

    Desmayarse, atreverse, estar furioso,
    áspero, tierno, liberal, esquivo,
    alentado, mortal, difunto, vivo,
    leal, traidor, cobarde y animoso;

    no hallar fuera del bien centro y reposo,
    mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
    enojado, valiente, fugitivo,
    satisfecho ofendido receloso;

    huir el rostro al claro desengaño,
    beber veneno por licor suave,
    olvidar el provecho, amar el daño;

    creer que el cielo en un infierno cabe,
    dar la vida y el alma a un desengaño,
    esto es amor: quien lo probó lo sabe.


    Lope de Vega (Madrid, 1562-1635)

    A la abolición de la esclavitud en Cuba

    Si libres hizo ya de su mancilla
    el águila inmortal los africanos,
    ¿por qué han de ser esclavos los hermanos
    que vecinos tenéis en esa Antilla?

    ¿Qué derecho tendrás, noble Castilla,
    para dejar cadenas en sus manos,
    cuando rompes los cetros soberanos
    al son de libertad que te acaudilla?

    No, no es así: al mundo no se engaña.
    Sonó la libertad, ¡bendita sea!
    Pero después de la triunfal pelea,

    no puede haber esclavos en España.
    ¡O borras el baldón que horror inspira,
    o esa tu libertad, pueblo, es mentira!


    Carolina Coronado (Almendralejo, 1820-Lisboa, 1911)

    Soneto monosílabo


    fe
    de

    y

    qué
    fui.

    No

    hoy

    lo
    que
    soy.


    José Hierro (Madrid, 1922-2002)

    Soneto (no tan) arbitrario

    Con ciudades y autores frecuentados

    Venecia / Guanajuato / Maupassant /
    Leningrado / Sousándrade / Berlín /
    Cortázar / Bioy Casares / Medellín /
    Lisboa / Sartre / Oslo / Valle Inclán /

    Kafka / Managua / Faulkner / Paul Celan /
    Ítalo Svevo / Quito / Bergamín /
    Buenos Aires / La Habana / Graham Greene /
    Copenhague / Quiroga / Thomas Mann /

    Onetti / Siena / Shakespeare / Anatole
    France / Saramago / Atenas / Heinrich Böll /
    Cádiz / Martí / Gonzalo de Berceo /

    París / Vallejo / Alberti / Santa Cruz
    de Tenerife / Roma / Marcel Proust /
    Pessoa / Baudelaire / Montevideo


    Mario Benedetti (Tacuarembó, 1920-Montevideo, 2009)

    Soneto al revés

    No sé por qué estoy pensando
    que me tengo que morir
    sin saber cómo ni cuándo.

    Sin saber cómo ni cuándo
    ni dónde, voy a vivir
    sin más que estar esperando.

    Sin más que estar esperando
    para poderme dormir
    que se me acabe el seguir
    sintiendo que estoy soñando.

    Sintiendo que estoy soñando
    para dejar de sentir
    que me tengo que morir
    sin saber cómo ni cuándo.


    José Bergamín (Madrid, 1895-Fuenterrabía, 1983)

    Olvidos de Granada
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