A la muerte de Torrijos y sus compañeros

Hélos allí: junto a la mar bravía
cadáveres están ¡ay! los que fueron
honra del libre y con su muerte dieron
almas al cielo, a España nombradía.

Ansia de patria y libertad henchía
sus nobles pechos, que jamás temieron,
y las costas de Málaga los vieron
cual sol de gloria en desdichado día.

Españoles, llorad; mas vuestro llanto
lágrimas de dolor y sangre sean,
sangre que ahogue a siervos y opresores.

Y los viles tiranos con espanto
siempre delante amenazantes vean
alzarse sus espectros vengadores.


José de Espronceda (Almendralejo 1808 – Madrid 1842)

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