A Mariano Maresca
Pedir a nuestra vida
algo más que la vida.
¿Le pedirías a tus ojos,
a esos ojos clavados en mi cuello como una victoria,
algo más que la luz del sol,
el don de la hermosura
o la fascinación profunda y líquida
de la corriente
que hasta nosotros mismos nos arrastra?
Absurdo habría de ser un sol nocturno,
una estela diurna, brillante y luminosa,
una hermosura ciega o la tristeza
de saber que hemos sido una huella de humo
borrada por los años.
Absurdo sería entonces
pedir a nuestra vida
que retomara el curso
del lecho donde el agua
hace tiempo no corre,
pedir a nuestra vida
algo más que la vida.
Absurdamente pido en esta hora,
triste y hermosa hora de nuevo declinando,
cuando no están tus ojos
y sin embargo brillas
como una luz ardiente en mi recuerdo,
que los soles nocturnos renazcan lentamente,
que las estrellas bailen al son de mediodía,
que la hermosura traiga la grandeza
de saber que queremos seguir siendo nosotros
a pesar de los cuerdos reveses de la historia.
Porque te espero ahora y porque siento
que amar no es otra cosa que perecer de nuevo,
voy a pedir ahora, mirándome en tus ojos,
a los torpes resortes que la vida me ofrece
algo más.
Algo más que esa triste y diaria presencia
de un rostro que surgiendo detrás de cada espejo
me saluda y me llama, me esconde, me derrota.