Soneto para cantar una ausencia

Ángel González

    Las horas pasan, pesan lentamente
    vacías de ti, llenas de tu memoria.
    Tu ausencia rompe el hilo de mi historia,
    aísla como un foso este presente,

    dejándome indefenso e inocente
    entre la espada aguda de la gloria
    de haberte amado ayer, y la ilusoria
    esperanza de amarte eternamente.

    No dirijo mi vida, y el futuro
    se presenta inseguro, turbio, incierto.
    Me atengo sólo a ti, que no te tienes.

    Me inclino sobre ti, endeble muro
    de mis lamentaciones: roto, abierto,
    hendido dique en el que me contienes.


    Ángel González (Oviedo, 1925 – Madrid, 2008)

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