Soneto LXI

Juan Boscán (Barcelona, 1487-1542)

    Dulce soñar y dulce congojarme,
    cuando estaba soñando que soñaba;
    dulce gozar con lo que me engañaba,
    si un poco más durara el engañarme;

    dulce no estar en mí, que figurarme
    podía cuánto bien yo deseaba;
    dulce placer, aunque me importunaba
    que alguna vez llegaba a despertarme:

    ¡oh sueño, cuánto más leve y sabroso
    me fueras si vinieras tan pesado
    que asentaras en mí con más reposo!

    Durmiendo, en fin, fui bienaventurado,
    y es justo en la mentira ser dichoso
    quien siempre en la verdad fue desdichado.


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