Poética

Javier Egea

    A Aurora de Albornoz


    Mas se fue desnudando. Y yo le sonreía.
    Juan Ramón Jiménez

    Vino primero frívola –yo niño con ojeras–
    y nos puso en los dedos un sueño de esperanza
    o alguna perversión: sus velos y su danza
    le ceñían las sílabas, los ritmos, las caderas.

    Mas quisimos su cuerpo sobre las escombreras
    porque también manchase su ropa en la tardanza
    de luz y libertad: esa tierna venganza
    de llevarla por calles y lunas prisioneras.

    Luego nos visitaba con extraños abrigos,
    mas se fue desnudando, y yo le sonreía
    con la sonrisa nueva de la complicidad.

    Porque a pesar de todo nos hicimos amigos
    y me mantengo firme gracias a ti, poesía,
    pequeño pueblo en armas contra la soledad.


    Javier Egea (Granada, 1952-1999). La otra sentimentalidad.

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