Esta que te señala de los años
las horas de que gozas en empeño,
muda ceniza, y en cristal pequeño
lengua que te refiere desengaños,
un tiempo fue Lisardo, a quien engaños
de Filis, su querido ingrato dueño,
trasladaron del uno al otro sueño.
¡Prevente, huésped, en ajenos daños!
En tanto estrecho al miserable puso
el incendio de amor y la aspereza
de condición esquiva y desdeñosa.
Póstumo el polvo guarda el primer uso:
inobediente a la naturaleza,
padeció vivo, y muerto no reposa.
Luis de Ulloa Pereira (Toro, 1584-1674)