Si libres hizo ya de su mancilla
el águila inmortal los africanos,
¿por qué han de ser esclavos los hermanos
que vecinos tenéis en esa Antilla?
¿Qué derecho tendrás, noble Castilla,
para dejar cadenas en sus manos,
cuando rompes los cetros soberanos
al son de libertad que te acaudilla?
No, no es así: al mundo no se engaña.
Sonó la libertad, ¡bendita sea!
Pero después de la triunfal pelea,
no puede haber esclavos en España.
¡O borras el baldón que horror inspira,
o esa tu libertad, pueblo, es mentira!
Carolina Coronado (Almendralejo, 1820-Lisboa, 1911)