De un homenaje en el Ateneo de Granada
La literatura de Dionisia García pertenece a ese tipo de escritura amable y serena pero que son declaraciones de intenciones. Su pasión por la vida, por las cosas sencillas y cotidianas queda patente, lo hace de manera armoniosa y pausada, siempre caminando a nuestro mismo lado, sin subir el tono, con ritmo de paseo. Y este trayecto de su pensamiento se abre a la atmósfera humana que ella desprende y alienta a través de sus palabras que son una cartografía de lo elemental. Agradece todo a la vida, desde su primera obra hasta la última. Es así como escribe, con todas las ganas de comprender mejor el mundo y, poder detenerse a valorarlo y convocarnos a que no lo desatendamos.
A Dionisia García (Fuente-Álamo, Albacete, 1929) se le acaba de conceder el Premio Nacional de la Crítica 2023 en su modalidad de Poesía por su libro Clamor en la memoria (Renacimiento, 2022). Está afincada en Murcia desde hace más de cuatro décadas. Tiene una dilatada y prolífica carrera literaria: escribe poesía, narrativa, aforismos, ensayo y crítica literaria. Desde su primer poemario El vaho de los espejos (1976) hasta Clamor en la memoria (2022), tiene publicados numerosos poemarios, entre los cuales citaremos, Mnemosine (1981), Diario abierto (1989), Lugares de paso (1999), Anche se al buio (Aún a oscuras) (2001), El engaño de los días (2006), Señales (2012), entre otros. Dos antologías que recogen su poesía Tiempos del cantar. Poesía 1976–1993 (1995) y Cordialmente suya. Poesía 1976 – 2007 (2008), y, también, su poesía completa recopilada bajo el título, Atardece despacio (1976-2017) (2017). Ha publicado varios libros de relatos, una biografía novelada, Correo interior (2009), y un libro de cuentos, El sueño de Pietro Urbina (2019). Tiene ensayos y comentarios críticos sobre escritores clásicos y contemporáneos, recogidos en Páginas dispersas (2008), entre otros. Dentro del género aforístico, Ideario de otoño (1987, 1994), Voces detenidas (2004), El caracol dorado (2011), Vuelo hacia dentro (2022), El hilo de la cometa. Antología esencial (1987-2011), y El pensamiento escondido (2022), en donde se recoge su obra aforística reunida. Además de su colaboración crítica en distintos medios, sus poemas han sido incluidos en antologías y revistas fuera y dentro de nuestro país, y traducidos a varios idiomas. Es miembro de la Academia de Bellas Artes de San Telmo (Málaga). Actualmente sigue escribiendo, con proyectos literarios de próxima publicación. Como homenaje a su dilatada carrera, la Universidad de Murcia creó en el año 2000 el Premio de Poesía Dionisia García.
Bajo el título Tiempos del cantar. Poesía 1977-1993 (El Bardo, Barcelona, 1995), aparece su primera antología. Contiene un estudio preliminar de Ana Cárceles, y un epílogo de Miguel Espinosa que complementan una semblanza de la autora junto a la poesía publicada durante este periodo de tiempo.
Ya en Cordialmente suya, segunda antología de su Poesía que abarca de 1976-2007 (Renacimiento, Sevilla, 2008). W. Michael Murdrovic, recoge una selección de sus libros, desde Lugares de paso (1999) hasta El árbol (2007). Escribe en el prólogo: “Cronológicamente e históricamente, al igual que sus coetáneas (María Victoria Atencia y Francisca Aguirre, entre otras) Dionisia García pertenecería a la segunda generación de posguerra, es decir, al grupo de escritores que empezó a publicar durante los años 50 y que Andrew P, Debicki ha denominado como “poetas del conocimiento”. Pero como muchas otras mujeres y la mayoría de sus poetas coetáneas, Dionisia García empezó a publicar tardíamente, según las normas patriarcales. Por tanto, su estreno lírico coincide con la vuelta a las poéticas de la poesía del conocimiento que se efectuó en los años 80 con el surgimiento de la llamada “poesía de la experiencia”. Sin embargo, D. García también aprecia y siente la influencia de la generación de la preguerra. Por lo tanto, podríamos afirmar que la poesía de Dionisia García es una poesía tejida por diversos hilos, de manera que obtiene una textura ricamente variada.”. Con estas palabras introductorias de W. M. Murdrovic, y todos los críticos que nos hemos acercado a su obra coincidimos en que su escritura parte de la experiencia cotidiana, dejando constancia de todo cuanto concierne al ser humano, con el propósito de atender las pequeñas cosas que, a veces, por el ritmo ligero de la vida, desatendemos, en donde sus temas centrales son el amor, el paso del tiempo, la naturaleza, la amistad, la literatura. Es en el mundo de los afectos, de lo diario en donde su mirada repara.
En su dilatada obra poética tiene versos memorables. Así, nos escribe desde su primer libro, El vaho en los espejos: “Se quedó atrás la noche/ y el hueco quebrantado;/ se quedaron los hitos; sin señalar las letras/ se quedaron.”; “El vaho en los espejos/ es oportuna niebla/que roba identidades:/ nuestra marca,/ nuestro cuidado armónico; sentimos inquietud/ y buscamos los bordes/ inmersos en angustia fugaz: somos, éramos, fuimos.”; “Tiemblo/ al pensar que, algún día, ya no veré las lilas de los huertos/ y no oleré la tierra/ en caricia que esponja/ ni cruzaré palabras/ en mañanas de sol o niebla, / hermosas e incitantes.”; En Interludio (De las palabras y los días): “En la noche, el latido de nuestros cuerpos/ ha festejado encuentro. En el abrazo surges,/ y tu espalda recibe la sombra del cuarto.”; De Diario abierto: “En el viejo aparador cerrado./ A través del cristal se distinguen las copas/ junto al vaso opalino y las tazas de loza y porcelana,”; “En las horas se agolpa la tristeza/ por el tiempo pasado,/ por la vida que pude yo acrecer en incansable lucha.”; De Lugares de paso: “Quién pudiera dormir sin haber sido,/ sin llevar a la noche tantas escenas muertas/ que tornan nuestros sueños infelices.”; “Ya con el tiempo justo y vigilante./ Obligada en un mundo que perece/ y veo hacerse trizas sin mover una mano.”; De Señales: “Los días se detienen si te acercas y cantas,/ si quieres recibir el natural prodigio.”; o “Abracemos lo incierto. Es la batalla nuestra.”. Hasta Clamor en la memoria, 2022, su último libro con el que ha obtenido el Premio de la Crítica Nacional, dedicado a su marido, in memoriam, y a sus cuatro hijos. La poeta nos dice en las palabras preliminares: “No es fácil escribir sobre un suceso cuando el referente, la persona amada, ya no está. Es por ello que he procurado mantener velada la herida, el dolor por su ausencia, a través de la palabra”. Es un poemario intimista, breves historias escritas en verso con un sentido homenaje a su amado. Termina con este poema, a modo de coda, titulado ‘Luz’: “Apagaré muy pronto,/ -Cuando quieras, no importa-/ me dijiste con calma./ Absorta en la lectura,/ olvidé la promesa./ (…)/ Él me besó/ y dijo solamente:/ “hasta mañana”.
En el ámbito de la escritura breve, Dionisia García ha sido pionera en el siglo XX. Podríamos decir que es la primera mujer aforista española porque es la única que comenzó a publicar aforismos en 1987 y ha continuado haciéndolo hasta la fecha.
Tiene publicados los libros de aforismos que siguen:
Ideario de otoño (1987, Fundación Caja Mediterránea, Alicante, 1994, una segunda edición aumentada, Diputación de Albacete). Prologado por Carlos García Gual. Con frases como: “El cautiverio, ni para los pájaros”; “La cometa me recuerda lo que quise haber sido”.
Voces detenidas (2004, Renacimiento, Sevilla). Dionisia García interroga esas incógnitas de la condición humana: “Seamos serios: la mujer sigue siendo silenciada en muchas listas.”; “Amemos el silencio, y algo se oirá”
El caracol dorado (2011, Renacimiento, Sevilla). Desde la Nota de autora, nos invita a que reparemos en aspectos del mundo que descuidamos: “Se nos va la vida en controversias inútiles, en lugar de abrazarnos”; “Si arreglamos nuestros pequeños mundos, el mundo grande notará el beneficio”.
Vuelo hacia dentro (2022, Libros del Aire, Cantabria).Su última entrega aforística. Son reflexiones que comparte con nosotros en un viaje interior que tienen las dosis de concisión e ironía. Así: “Cada noche me despido de mí, por si acaso.”; “Afanados por encontrar vida en otro planeta, en lugar de cuidar de éste”.
El hilo de la cometa, Antología esencial (1987-2011), (2019, Libros al Albur, Sevilla). Con selección y prólogo de mi autoría. Recoge aforismos de sus tres primeros libros.
El pensamiento escondido (Renacimiento, 2022), con Prólogo de mi autoría. Contiene su obra aforística completa, excepto su última entrega.
Sus aforismos son verdaderos trozos y trazos de la vida de una escritora que transita por la vida de una manera plena. Lo hace por caminos que tendríamos que disfrutar mejor y saborear sin prisa, por eso nos apunta que “Vivir despacio es una aventura pendiente”.
En sus libros observamos que la escritura de Dionisia García tiene un estilo claro, un lenguaje elegante, sencillo, sentido y poético en donde lo simbólico y metapoético es una constante en su literatura. Sus versos nos sorprenden porque elevan lo cotidiano y lo diario como esa “cometa” lanzada hacia lo más alto, con pocas palabras pero de largo alcance, en donde los temas del día a día se vuelven asuntos próximos, instantes que atraviesan el tiempo. La condición humana repleta de cercanía y coherencia, enhebran sus libros.La forma diarística, conversacional y confesional están presentes. Son búsquedas en el atlas de la existencia, primores de la geografía de lo cotidiano que olvidamos y que ella nos sugiere desde el bagaje que dan los años, señalando lo importantes que son: “Quienes aprecian la vida en sus detalles, y gozan de lo cotidiano, caminan hacia la longevidad, y sufren menos deterioro”, “El vino, una flor, los colores, el paisaje, y tantas otras cosas, se convierten en esenciales a ciertas edades” o “Apresar un día hermoso, soleado, pacífico, inaugural, y poseerlo como resultado a nuestras oscuridades”. En su escritura sigue recordándonos que no perdamos ningún momento de nuestro tiempo, que nos asombremos cada hora como si fuera la primera vez que la vivimos.
Dionisia García cultiva paralelamente a la poesía, los relatos, el aforismo, la crítica y el ensayo, como ya hemos advertido en el inicio. Diremos que tanto sus versos como sus frases son verdaderas confidencias sobre el “camino transitado”. Sus pensamientos van cayendo sobre el papel, son pinceladas en donde ella dibuja esos mundos paralelos, vida y obra, inseparables en su escritura. Nos recuerda “los combates del camino”, “los impulsos que nos da la vida”, e “induce a seguir el rastro de las cosas del mundo”. Son “canciones del tiempo” en las que, a veces, “las cosas son extraordinarias”, y otras, son “el reflejo apacible de la vida”, fieles al intento de beneficiar al corazón humano a través de las palabras, siempre “con olor a comienzo”. Ella traza estas reflexiones, sin énfasis dejando que fluyan.
Dionisia García es una mujer dialogante que se detiene en todas las estaciones de la vida. Lo hace de una manera honda y apasionada mientras nos advierte: “Cuánta extrañeza los unos con los otros, con lo bonito que sería jugar ‘al patio de mi casa’, mano con mano.”. Detalla la realidad y lo hace de forma simple para no complicarnos y sabemos que esto no es fácil, sólo con un buen manejo del lenguaje y con las herramientas que lega el oficio y la experiencia. Si tuviéramos que hacer un autorretrato de nuestra autora, éste tendría como rasgos principales la lucidez, la elegancia, la delicadeza junto a su humanismo y sencillez. Dionisia García es hospitalaria, discreta, cercana y una excelente conversadora. Una estela autobiográfica impregna toda su obra, desprende “aromas a lilas”, a “pan recién horneado”, a “amaneceres prodigiosos”. Por ello nos deja escrito: “En el otro mundo, me gustaría caer en el apartado de aprender por tantas cosas como van a quedar pendientes”.