Treinta años no es nada
Clase, gimnasio, taper, cerve, sofá, mando a distancia, New York One, el ébola ha llegado a Nueva York.
Los ochenta parecen un vampiro sin estaca en el corazón, que se despierta con la cara acartonada cuando menos te lo esperas, la epidemia, o que nunca se va, nunca se ha ido, el mando a distancia.
Los ochenta son como una vieja de Park Avenue que quiere ser de todo y se pone de todo y da mucho miedo porque es y no es, se parece y no. Y no puede sonreír. Los ochenta son Joan Rivers, que se ha muerto de tanto operarse la cara. Si no se la hubiese operado tanto se hubiera muerto solo un par de años más tarde.
De los ochenta vienen muchos males, los sueños rotos y el pop horroroso. Siouxsie Siouxe era punk y se puso tacones y se dejó llevar. Todas nos dejamos llevar por los tacones.
Aquí están los ochenta conmigo, escribo en Olvidos, veo la tele, veo anuncios en la tele, que ya son todo Viagra y planes de pensiones. He sobrevivido.
Los retos de ahora son raros, no hay nada que hacer, no son un castigo personal, no son nada, están sobrevolando por el espacio exterior, dando vueltas con Sandra Bullock y Major Tom.
Me suena mucho todo esto: el miedo al contagio y la indiferencia por el contagio, el miedo a la muerte y la indiferencia.
Me acuerdo de la primera vez que oí del SIDA y de la primera vez que tuve a un enfermo delante, no pasa nada pero mejor no lo toques. Y el primero que se murió y el primero que sobrevivió. Y los chistes, los chistes crueles. Ahora también hay chistes crueles, son los mismos, sirven. En el Hospital Bellevue del Lower East Side han reciclado para el ébola (¿se escribe con mayúscula?) la misma zona de aislamiento que usaban hace treinta años para el Sida. En el pasillo, mientras se ponen el traje de astronauta, los sanitarios contarán chistes del sida pero del ébola. ¿Por qué se dice ébola en español y ebola en inglés, y en catalán?
Mi versión del corrector de Word no tiene la palabra ébola, ni ebola.
Mi amigo José es médico de urgencias de un hospital de Nueva York y dice que tardas media hora en ponerte el traje de protección y otra media hora en quitártelo y que en el primer entrenamiento se rociaron con chocolate a ver si podían quitarse el traje sin mancharse y ninguno pudo.
Esos trajes de los sanitarios parecen reciclados también de E.T. Los niños que los ven en Guinea tendrán el mismo miedo que Elliot. El mismo terror, el mismo desconsuelo. Y no tendrán un extraterrestre que los rescate y huya con ellos en bici por el cielo.
Me acuerdo en la Sexta avenida, el primer orgullo que vi, todo mojado de rabia por la epidemia.
Y la primera vez que vi a alguien ponerse un pico, y la primera vez que no me lo puse yo, y los vómitos y los cuelgues, y los monos al sol.
Hace solo unos meses vi la primera jeringuilla en el parque al lado de mi casa. Y luego se murió Phillip Seymour Hoffman. Y me acordé de esa voz colgada que le oí un día cuando estaba sentado en la mesa de al lado almorzando por Chelsea. Y ahora sé por qué tenía esa misma voz que yo oí tantas veces en los ochenta.
No me gusta mirar atrás porque la vida siempre me empuja (como un aullido interminable, interminable). Pero hoy todo me recuerda a los ochenta, menos ese verso del paréntesis, que es de los setenta.
También pienso que si los sobreviví, ya nada debería espantarme.
Días después, otro virus vuelve a NY, el virus de los grandes hombres/nombres. Adieu au langage. Adiós a la inteligencia. Adiós al progreso. Adiós, Godard.
En imdb.com:
The idea is simple: A married woman and a single man meet. They love, they argue, fists fly. A dog strays between town and country. The seasons pass. The man and woman meet again. The dog finds itself between them. The other is in one, the one is in the other and they are three. The former husband shatters everything. A second film begins: the same as the first, and yet not. From the human race we pass to metaphor. This ends in barking and a baby’s cries.
(http://www.imdb.com/title/tt2400275/)
Gracias por explicarlo porque yo solo vi un perro corriendo, jugando en un bosque en la nieve y una sucesión de lugares comunes como en una colcha de almazuela hecha con solo tres o cuatro telas. Los lugares comunes son estos
- La palabra apache para mundo es bosque.
- Todas las mujeres que salen, solo hablan de hombres, los hombres hablan de cualquier otra cosa (referencia: Bechdel test). También se levantan de la silla para acudir a la llamada de un hombre, o lo miran cagar. (Esto no está en el Bechdel test, se podría incluir).
- El bosque es el coño y el coño es el bosque.
- El perro ama a su dueño más que así mismo.
Es en tres dimensiones, pero como si fuera en cuatro, excepto por dos momentos en los que la escena se desdobla y ves las dos superpuestas. Buen efecto pero es técnica nueva para algo tan antiguo como Picasso.
Lo mejor de la película es el perro. Lo único. Película francesa con perro. Me quedo solo con el perro.
Al volver a casa por el campus de Columbia viene un río de colchones acarreado por estudiantes camino de la casa del Presidente, me junto, afortunadamente pongo la mano bajo uno que es hinchable, Carry that Weight, una protesta en apoyo de las víctimas de la violencia sexual en la universidad y en contra de la impunidad de los depredadores.
Estoy leyendo una novela que empieza así, con una violación que es mejor no denunciar, Freedom, está de moda. Cuenta una historia de los ochenta que pasa todos los días.
Espero que por lo menos no vuelvan las hombreras, porque lo que son los fantasmas no se ha quedado ni uno en casa, ni en el cajón, ni en el féretro.