Mitad de la vida
Con peras amarillas y con rosas salvajes se suspende la tierra en el lago. Y vosotros, nobles cisnes borrachos de besos, brindáis con la cabeza en el agua serena aunque divina. Oh dolor, cuando llegue el invierno, dónde coger las flores, dónde el brillo del sol y la sombras de la tierra. Se alzan los muros gélidos, callados; en el viento chirrían las veletas.